Tanto el trastorno por estrés postraumático (TEP), como el trastorno por estrés postraumático complejo (TEP-C) son trastornos psicológicos que presentan muchos solapamientos con el autismo, pero, también es muy frecuente que encontremos autismo y trastorno por estrés postraumático combinados, sea este simple o complejo.
Pero además en los casos de trastorno por estrés postraumático (incluyendo el complejo) infantil, también es muy fácil confundirlo con el autismo, ya que las similitudes de sus manifestaciones son extremadamente similares.
La fina línea entre el trastorno por estrés postraumático y el autismo
Este es un tema altamente complejo, en primer lugar, habría que diferenciar entre niños y adultos. Entre los adultos es altamente frecuente la presencia de autismo más TEP, es decir, aparecen combinados. De hecho se estima que entre un 30 % 1 y un 60% 2 de los adultos con autismo tienen o tuvieron un cuadro de TEP, frente a un 4% de la población general.
También podemos encontrar a personas adultas que presentan un cuadro compatible con autismo, pero en realidad tienen un TEP-C. Sin embargo, un profesional con experiencia en ambos campos sabrá diferenciar perfectamente del autismo. El problema viene cuando es alguien que tiene TEP-C y autismo, y ningún diagnóstico. Aquí la cosa se complica, porque en vez de obtener un diagnóstico dual y pautas para trabajar el TEP-C y los apoyos que requiera para el tema del autismo, o, sencillamente dar respuesta a muchas de sus preguntas, lo normal es que se quede en un diagnóstico de TEP-C y punto.
En niños
Sin embargo, en el caso de niños no parece ser tan elevado el porcentaje de impacto. Pero lo que si es fácil es confundir un caso de TEP por autismo en niños. Y aunque en adultos esto también puede confundirse, es más fácil identificar el momento cronológico donde aparece esa divergencia. Sin embargo, niños que han sufrido traumas siendo muy pequeños pueden no haber sido capaces de externalizar adecuadamente ese trauma, y su impacto les ha generado un cuadro muy parecido al autismo.
¡Tampoco significa ahora que todos piensen que su hijo no tiene autismo que lo que tiene es un trauma! Desafortunadamente hay muy poca documentación sobre niños, autismo y TEP. Si están interesados en profundizar más en el tema sobre el diagnóstico diferencial entre autismo y trastorno de estrés postraumático, el trabajo de Katherine Kuhl-Meltzoff Stavropoulos es francamente interesante 3.
En resumen, diferenciar es altamente complejo, y por tanto es necesario que ante la sospecha de un TEP o un TEP-C se analice en profundidad el tema del autismo, y al revés también.
El trastorno por estrés postraumático
El trastorno por estrés postraumático se desarrolla a partir de la experiencia vital de acontecimientos desastrosos, traumáticos y altamente estresantes que superan la capacidad de la persona para afrontarlos y superarlos. Tenemos por tanto un trauma y un estrés patológico que se van a manifestar durante un largo tiempo en la persona.
Puede darse por una guerra, un secuestro, una agresión física o psicológica, abusos físicos o sexuales, o cualquier otra situación altamente perturbadora.
Los especialistas diferencian entre el TEP (CIE 11 – 6B40) y el TEP-C (CIE 11 – 6B41) por un aspecto fundamental, la duración en el tiempo y la cantidad. Por ejemplo, si tuvimos un accidente de automóvil, o nos abusaron sexualmente durante años. Si participamos en una situación de combate o estuvimos 5 años en la guerra. Tener una relación de pareja altamente tóxica puede generar cuadros de TEP-C, esto es muy común en personas que han tenido una relación con una persona con perfil de psicópata o psicópata narcisista o situaciones de violencia familiar continuada.
Rasgos comunes entre el autismo y el trastorno por estrés postraumático
Los solapamientos entre el autismo y el TEP/TEP-C son suficientemente relevantes como para confundir ambos diagnósticos, o, como para que uno opaque al otro. Veamos los puntos en común:
- Problemas de comunicación e interacción social.
- Sentirse abrumados ante determinadas situaciones
- Problemas en la regulación emocional y altos niveles de ansiedad.
- Conductas de autorregulación, como balanceos, por ejemplo.
- Hiperactividad o pasividad.
- Conductas rutinarias y predictibles.
- Evitar situaciones o entornos desagradables.
- Evitar el contacto visual.
- Hipervigilancia ante acontecimientos cercanos.
- Tendencia al aislamiento.
- Pensamientos y actitudes obsesivas y repetitivas.
- Problemas de concentración y atención.
- Desconexión de la realidad que te envuelve.
- Autoagresiones.
Como vemos parece que realmente estemos hablando de autismo, pero no, estos son ítems comunes entre ambos diagnósticos. Ya vimos que en el caso del trastorno límite de la personalidad también se daban muchos solapamientos con el autismo. Pero en niños además vemos otros ítems que también se solapan, como, por ejemplo:
- Falta de interés en sus pares
- Problemas en mostrar y compartir adecuadamente las emociones
- Juego repetitivo
- Arrebatos conductuales espontáneos
- Problemas para conciliar el sueño
Otro factor relevante es el de la memoria. Las personas con trastorno por estrés postraumático suelen tener problemas para recordar los eventos que les traumaron. En el autismo, también se dan lagunas de memoria. Aunque mucha gente habla de la gran memoria que tienen, en realidad su memoria funciona de otra forma, sobre esto ya escribí al referirme al pensamiento divergente en el autismo. Pues bien, muchas personas con autismo también pueden tener muchos problemas a la hora de encajar eventos y situaciones en su memoria, pero si además éstas están relacionadas con una situación traumática, intentarán evitar ese recuerdo.
Así que, si sumamos todo, sencillamente podemos entender que estamos ante un caso de autismo, cuando en realidad estamos ante un cuadro totalmente diferente, con un origen y abordaje diferente.
¿Por qué son tan parecidos?
Pues no es algo sencillo de responder, pero se supone que estos solapamientos están más cercanos a las situaciones que vive una persona con autismo. Es decir, sabemos que en promedio las personas con autismo tienen muchos problemas de salud mental, ansiedad, depresión, estrés, …, y estos son precisamente los principales factores relacionados al trauma, pero no confundamos trauma con autismo. En este caso el trauma es concurrente, es decir, es una consecuencia provocada por el entorno. También hay que considerar que algunas manifestaciones conductuales, aunque externamente sean inguales obedecen a cuestiones distintas. Por ejemplo, una persona con TEP evadirá a la gente por miedo y una persona con autismo lo hará porque sencillamente se siente a gusto en soledad.
Teóricamente si la persona con autismo viviera en un mundo perfecto todos estos síntomas desaparecerían, quedando tan solo aquello que es propio e intrínseco al autismo.
Puedes saber mucho sobre traumas y nada sobre autismo. Pero no puedes saber sobre autismo si no sabes mucho sobre traumas. Y es que los traumas -lamentablemente- son una constante en la vida de la persona con autismo. Cosas que nos pueden parecer normales, para ellos pueden ser tremendas.
Las personas con autismo tienen muy pocos momentos agradables en su vida, y su paso por la escuela puede ser catastrófico, eso sin olvidar que el 84% sufren acoso escolar.
No olvidemos tampoco que en muchas ocasiones han sido sometidos a innumerables terapias desde la infancia, muchas de esas terapias destinadas a que se comporten de una forma acorde a lo que se espera de ellos, sin considerar si estas conductas que mostraban eran una consecuencia de otra cosa. En autismo lamentablemente lo normal es trabajar la consecuencia, pero ni siquiera entender la causa.
Abordaje
Cuando encontramos que solo existe un TEP o un TEP-C, los procedimientos estandarizados funcionan, y se puede sanar el daño psicológico. Habitualmente se trabajará con terapia cognitivo conductual y terapia de exposición. Pues hay que hacer muchas adecuaciones si la quieren abordar con alguien con autismo.
La terapia de exposición si no se adecúa a la persona puede resultar totalmente explosiva, y conseguir el efecto contrario al deseado. Es muy importante se tomen en consideración los aspectos sensoriales, y tener una visión de los aspectos somáticos involucrados.
En lo referido a la terapia cognitivo conductual, hay que ser extremadamente cuidadoso e hilar muy fino, ya que en el autismo los aspectos traumáticos pueden desencadenarse por pura presión social, y hay que tener en cuenta que puede provocar una sensación de vergüenza y reducción de la autoestima.
Todo esto siempre y cuando la persona tenga un buen nivel de comunicación, en caso de que esto no sea así, deberá por tanto de reacondicionar absolutamente todo, ya que el proceso será mucho más lento y complejo. Y en el caso de niños, más difícil todavía, aunque el trabajo a través del juego es muy fructífero, hay que ser muy cuidadoso y saber redireccionar la intervención a partir de los signos que el niño nos vaya dando.
Si dominan bien el inglés los libros de Sonny Jane Wise les pueden ser tremendamente útiles.
Conclusiones
El trabajo diagnóstico en muchas ocasiones puede ser muy complejo, pero también va a ser tremendamente útil. En autismo el diagnóstico debe considerarse como un instrumento más en la mejora de la calidad de vida de la persona. Recuerden, un diagnóstico no es un pronóstico, y éste además puede sufrir variaciones con el paso del tiempo.
Es muy importante la calidad diagnostica, y no debe faltar un proceso de evaluación constante, ya que el proceso de evaluación nos ayudará a realizar los ajustes necesarios.
Muchos de los problemas asociados al autismo se pueden intervenir con mucho éxito, pero para ello debemos poder tener claro qué debemos hacer.
Bibliografía:
- 1.Haruvi-Lamdan N, Horesh D, Zohar S, Kraus M, Golan O. Autism Spectrum Disorder and Post-Traumatic Stress Disorder: An unexplored co-occurrence of conditions. Autism. Published online April 3, 2020:884-898. doi:10.1177/1362361320912143
- 2.Rumball F, Happé F, Grey N. Experience of Trauma and<scp>PTSD</scp>Symptoms in Autistic Adults: Risk of<scp>PTSD</scp>Development Following<scp>DSM</scp>‐5 and<scp>Non‐DSM</scp>‐5 Traumatic Life Events. Autism Research. Published online April 22, 2020:2122-2132. doi:10.1002/aur.2306
- 3.Stavropoulos K, Bolourian Y, Blacher J. Differential Diagnosis of Autism Spectrum Disorder and Post Traumatic Stress Disorder: Two Clinical Cases. JCM. Published online April 8, 2018:71. doi:10.3390/jcm7040071
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