Existe cierta tendencia a pensar que el envejecimiento cognitivo en el autismo implica fuertes pérdidas y un aumento severo de problemas cognitivos a medida que se alcanzan edades avanzadas.
Pero esta tendencia no es más que una sensación que no tiene porqué ser real. Como todo en el autismo es siempre complejo, la increíble variabilidad entre sujetos hace que sea harto complicado poder generar modelos únicos que abarquen a toda la comunidad con un diagnóstico de autismo.
Tampoco debemos olvidar que en la actualidad es difícil encontrar a un grupo numeroso de personas con autismo y de cierta edad que no tengan grandes necesidades de apoyo. La mayor parte de personas identificadas con autismo que alcanzan la vejez suelen tener elevadas o permanentes necesidades de apoyo. Esto genera un sesgo complejo a la hora de abordar los procesos de envejecimiento cognitivo, ya que generalmente los grupos identificados suelen coincidir con personas que han sufrido polimedicación psiquiátrica de por vida, o cuyos apoyos fueron escasos.
Es por eso tan importante saber hasta qué punto, en condiciones de vida lo más estandarizadas posibles, se produce o no un deterioro cognitivo asociado a autismo y edad avanzada.
Permítanme el spoiler, la respuesta es no, no parece existir esa diferencia. Pero veamos que nos dice la ciencia al respecto.
Un estudio longitudinal sobre el envejecimiento cognitivo en el autismo
En marzo del 2023 se ha publicado el que es, hasta la fecha, el estudio longitudinal más extenso relacionado con el envejecimiento cognitivo en el autismo 1.
Las conclusiones son claras: En base a los conocimientos actuales, personas con diagnóstico de autismo, sin discapacidad intelectual ni epilepsia ni otras comorbilidades que puedan afectar a nivel neurológico, no presentan diferencias en su envejecimiento cognitivo en comparación a personas de desarrollo típico.
¿Qué es el envejecimiento cognitivo?
El envejecimiento cognitivo es, ante todo, un proceso natural. Nuestro organismo de forma general refleja cambios con la edad, y esto mismo sucede con nuestros procesos cognitivos. Se pierde velocidad de reflejos, es decir, la velocidad de procesamiento de la información se ralentiza. La memoria de trabajo suele verse afectada, y suele ser más lento el proceso de realización de determinadas tareas, incluso los factores relacionados con funciones ejecutivas. Los procesos atencionales también se pueden ver afectados al haber más dificultad para mantener la concentración. Y suelen darse también mecanismo entrelazados, donde la persona no acaba de encontrar la palabra concreta en una conversación, o se equivocan con los nombres, etc.
En general es un proceso, que no una enfermedad, y que afecta en mayor o menor medida a todo el mundo. Al igual que sucede con aspectos físicos, recuperarse de un esfuerzo físico con 20 años no tiene nada que ver cuando tienes 65.
Ahora bien, hay enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, que generan un proceso de neurodegeneración y con efectos devastadores a casi todos los procesos cognitivos.
Pero en general, una persona sana, va a presentar, en mayor o menor medida, un proceso de envejecimiento cognitivo. Lo que se pretende evaluar es si en las personas con autismo este proceso presenta variaciones ante la población general.
¿Se dan diferencias entre la población con autismo y bajas necesidades de apoyo y la población general?
En un artículo previo analizamos los aspectos relativos precisamente a personas con autismo de bajas necesidades de apoyo en la vejez, donde se abordaban algunas cuestiones específicas del autismo en la vejez. Sin embargo, muchas de las investigaciones citadas en el artículo que analizamos se fijan precisamente en el deterioro cognitivo en personas con autismo y altas necesidades de apoyo.
No debemos olvidar que hace 40 o 50 años la atención al autismo, o discapacidad intelectual, u otros compromisos cognitivos de la persona, tenían un abordaje tremendamente medicalizado. Y la polimedicación, y sobre todo en lo referido a fármacos psiquiátricos, genera efectos no deseables a nivel cognitivo y de salud general, de hecho, el término deprescripción 2 adquiere más relevancia cada día.
Es decir, que quienes han estado sometidos a situaciones complejas de vida, polimedicación, comorbilidades, …, van a presentar no solo una menor esperanza de vida, también un deterioro cognitivo mayor, en comparación con la población general. Y en general este perfil suele tener relación con la aparición de discapacidad intelectual y otras comorbilidades como la esquizofrenia.
Uno de los aspectos relevantes está ligado al desarrollo de leguaje o comunicación funcional. Citando a Gerardo Aguado quien afirmó “El desarrollo de la inteligencia está íntimamente ligado al desarrollo del lenguaje. Sin embargo, el Cociente Intelectual es un criterio, no una relación”. En el primer estudio longitudinal que midió el desarrollo del CI y el lenguaje durante un período de seguimiento de 40 años, la mayoría de las personas mostraron mejoras o desempeños estables desde la niñez (2 a 13 años) hasta la adultez media (29–64 años; Howlin y Magiati, 2017). Sin embargo, aquellos individuos que no lograron progresar en el desarrollo temprano del lenguaje mostraron deficiencias severas en la adultez media.
En los resultados del estudio vemos como básicamente no hay diferencias reseñables en el envejecimiento cognitivo entre la población con autismo de bajas necesidades de apoyo en comparación a la población general. Hablando siempre de personas saludables sin otras comorbilidades.
En el autismo observamos diferencias de neurodesarrollo, pero no hay neurodegeneración. No obstante hay que destacar que la prevalencia de demencia o Parkinson es más elevada en la población con autismo 3 .
Las conclusiones a priori sustentan la teoría de la no diferencia en cuanto al envejecimiento cognitivo, aunque si es necesario acotar los escenarios en los que se ha trabajado y muestreado. Y dado que este es el primer estudio longitudinal de este tipo, es muy relevante y marca un primer punto de trabajo. Sin embargo, y tal y como los autores indican, es necesario mayores estudios.
Es importante dejar claro el ámbito de las muestras, que eran personas con lo que se denomina autismo de grado 1, lo que hasta hace poco se denominaba Síndrome de Asperger. Y también es necesario ver que pasa en edades más avanzadas, por encima de los 75 años.
BIBLIOGRAFÍA
- 1.Torenvliet C, Groenman AP, Radhoe TA, Agelink van Rentergem JA, Van der Putten WJ, Geurts HM. A longitudinal study on cognitive aging in autism. Psychiatry Research. Published online March 2023:115063. doi:10.1016/j.psychres.2023.115063
- 2.Esteban Jiménez Ó, Arroyo Aniés MP, Vicens Caldentey C, González Rubio F, Hernández Rodríguez MÁ, Sempere Manuel M. Deprescribiendo para mejorar la salud de las personas o cuando deprescribir puede ser la mejor medicina. Atención Primaria. Published online November 2018:70-79. doi:10.1016/j.aprim.2018.09.001
- 3.Vivanti G, Tao S, Lyall K, Robins DL, Shea LL. The prevalence and incidence of early‐onset dementia among adults with autism spectrum disorder. Autism Research. Published online August 11, 2021:2189-2199. doi:10.1002/aur.2590
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