El martes 18 de febrero de 2020 se celebra (o eso creemos) el Día Internacional del Síndrome de Asperger (que oficialmente ya no existe), así viene sucediendo desde el año 2007, cuando se celebró por primera vez.
No está muy claro si hay que seguir celebrando o difundiendo o no, la verdad es que ninguna voz “autorizada” a dicho nada al respecto, a lo mejor es que no hay ninguna voz “autorizada”.
Lo curioso de todo esto, es lo que estamos viendo, la aparición de centenares, miles de personas que dicen tener autismo, que se han subido al carro de una reivindicación que cada día es menos eficaz, posiblemente por el tono que ha adquirido gracias a muchos de estos pseudoreplicantes, personajes de dudosa estabilidad emocional y psíquica que se han autoerigido en representantes de nadie sabe exactamente qué, personajes extremadamente agresivos, retrógrados, segregadores y mesiánicos, cosa que no deja de ser curiosa por cierto. Y es que en estos últimos tiempos he visto cosas que no creeríais.
Es quizá un momento complejo, extraño, no sé bien si de fusión o de separación, quizá los Blade Runner sean quienes replican a los replicantes, en un ejercicio retorcido y algo loco, pero que de momento está siendo tristemente efectivo. Ya saben, el dilema de la neurodiversidad.
Lamentablemente el asperger ha desaparecido, o afortunadamente, todo es cuestión del punto de vista, y al igual que el increíble discurso de despedida que Roy Batty le dedica a Rick Deckard, “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.”
Quizá sea hora de morir, o quizá no, pero indudablemente el establishment mató al asperger, quizá sea hora de renacer.
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Brutal, muy buen texto, como siempre