A pesar de que el Síndrome de Asperger ha desaparecido como entidad diagnóstica del DSM a raíz de su edición 5, y todo parece indicar que en el CIE 11 también va a ser así, englobándose por tanto el Síndrome de Asperger dentro de los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA). Aunque la esencia del Asperger va a seguir presente durante mucho tiempo, y posiblemente, aunque como diagnóstico oficial desaparezca, siga teniendo relevancia como una especificidad dentro del TEA. Tampoco podemos olvidar la nueva categoría de Trastorno de la comunicación social (pragmático) 315.39 (F80.89) del DSM-5, donde muchas personas con Asperger y autismo de alto funcionamiento serán “reubicadas” a nivel diagnóstico.
Pero estos cambios a nivel diagnóstico pueden impactar en los modelos de atención pública; no se me enfaden, ya sé que esos modelos en muchos casos son cuasi-inexistentes, pero algo hay. Y es que esos cambios pueden afectar positiva o negativamente en el acceso a la atención necesaria de la persona. Y es que llega un momento en que hay que tener ciertos momentos de pararse a pensar que aspectos que a priori pueden parecer baladíes, al final, tienen una tremenda relevancia e impacto a futuro. Y es que las personas con Asperger (o con autismo de alto funcionamiento) deben convertirse en replicantes de los neurotípicos para poder sobrevivir en esta sociedad que es tan dura a veces para aquellos que, sencillamente, son diferentes. Y al igual que en la famosa película Blade Runner, las personas con Asperger deben esforzarse al máximo para imitarnos, incluyendo los aspectos nada bondadosos de nuestra sociedad. Es terrible que su diferencia los haga objeto de una persecución silenciosa, o incluso de un modelo de invisibilización, ya que no lo olvidemos, si ya son muy invisibles, los cambios diagnósticos quizá los invisibilicen más. Y ojo, que al ritmo que vamos en vez de pasarles el test diagnóstico estándar, acabaran pasándoles la “Prueba Voight-Kampff”.
No estamos prestando la atención necesaria a los problemas de acoso, ni a los problemas de adolescencia y sexualidad, ni a los problemas de la vida adulta, ni a las necesidades de su propia familia, ni a casi nada. Pero nos la pasamos dándonos puñaladas traperas los unos a los otros, empleando tiempo y energía en ver quien manda más, o quien representa a quien, o a criticar lo que hacen unos y otros, cuando a veces uno tiene la terrible sensación de que en realidad nadie hace nada, sino ¿por qué el nivel de suicidios en las personas con asperger es tan alto?
Y no, tener Asperger no es algo genial. Pero no es genial no porque sea algo malvado, sino porque el entorno que les rodea sí lo es, son sometidos a una presión continuada que les conduce a la depresión, ansiedad, frustración,…, y aunque muchas personas con Asperger lo consiguen, salen adelante, incluso triunfan, la mayoría las pasa canutas, coloquialmente hablando.
Al igual que en Blade Runner, nuestra sociedad se está deshumanizando tanto, estamos perdiendo los valores esenciales de humanidad y amor que toda sociedad debería tener, al final resultará que los únicos capaces de dar pruebas claras de humanidad serán los replicantes.
Y a estas alturas nos seguimos preguntando ¿qué es el síndrome de Asperger? Tener Asperger es ver el mundo desnudo, normal que acaben con ansiedad.
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El ser humano en general no es un ser superior, es un animal superior, necesita jerarquías sociales, como los simios, lobos, etc. Lo que le diferencia son sus capacidades intelectuales con las que genera actividades productivas mucho más avanzadas y variadas que las de los animales inferiores, permitiendo la supervivencia de una variedad de manadas que se solapan y no pueden hacer más que depender una de otra para vivir con las comodidades y ventajas tecnológicas obtenidas – hasta que no se necesiten unos a otros y se eliminen. El ser humano domina, no sabe cooperar, compartir o conformarse con una parte, quiere todo el pastel.
En eso estoy pensando estos días y sintiendo también, porque las terapias y actividades van todas orientadas al propósito de adaptarlos a las formas y costumbres de los neurotípicos, los padres pagamos terapias para modificar a nuestros hijos, pagamos para dañarlos. El objetivo de la terapia habría de reorientarse a buscar el beneficio para ellos, aceptarse como son, que nosotros los valoremos como son. Tanta presión les provoca ansiedad, si algo hemos de hacer es cambiar la mentalidad de los terapeutas que con esta maldita “teoría de la mente” creen que pueden lograr que los chicos con asperger sean EMPATICOS con nosotros, cuando es justo lo contrario lo que se debe hacer.
Que interesante fue leer el artículo. Para mi es importante ya que hace dos semanas diagnosticaron a mi hijo de siete años. Gracias.
Por fin puedo escribir, en otros artículos no he sido capaz, no tenía ni idea que había que poner en el apartado “sitio”
Que gran verdad, Gracias por decirlo tan claro.
Hola
Bufff, tremendo. Descripción bárbara, y eso que la metáfora que esto conlleva es compleja de entender, pero es verdad, somos replicantes.
Gracias por el valor de decir algo tan difícil y tan duro a la vez. Un mensaje que conjuga muchas cosas.