Crisis, empatía social y las lecciones vitales de un niño con autismo

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Hoy he descubierto la asociación Suiza Pro Infirmis que trabaja en pro de las personas con diversidad funcional. Esta asociación, que el año pasado cerró su ejercicio con un balance con la nada despreciable cifra de 78.8 millones de francos suizos, concentra su atención en la inclusión social, en el empleo y el respeto de todas las personas con diversidad funcional en Suiza (Alrededor de 780.000).

Pero quiero destacar algo que me ha gustado especialmente y es su última campaña de sensibilización. Y tiene mucho que ver con la empatía social. Eso que tan relacionado está con la “Teoría de la Mente”, ese problema que al parecer las personas con autismo tienen tan afectado y que parece hacerlos tan diferentes al resto de la sociedad. Una sociedad a la que parece importarle un soberano bledo el paro, el hambre, las guerras, la pobreza, etc,… ¿No es eso una gran carencia en la empatía? Ya que la empatía parte de ponerse en los zapatos del otro. Por tanto, en esta sociedad nadie parece ser capaz de ponerse en los zapatos del más necesitado, de quien realmente necesita de la solidaridad y apoyo de los demás.

Un día paseando por la ciudad pasamos junto a una persona sin hogar. Mi hijo me preguntó -a su manera- por qué ese señor estaba durmiendo en la calle. Le dije que era por que no tenía casa. Me contestó, nosotros sí, dile que venga a casa con nosotros. Qué quieren que les diga, me hizo sentir como una mala persona. Y cuando vio por televisión que miles de niños no tenían juguetes, sin mediar palabra se fue a su habitación y llenó una caja con sus mejores juguetes y los puso delante de la televisión. A modo de ofrenda; como es lógico esos y muchos otros enseres de mi casa acabaron al otro día en una asociación destinada a la ayuda a quienes más necesitan.

Por tanto, la próxima vez que alguien diga que uno de los problemas de mi hijo es su carencia de empatía social, quizá le diga a esa persona ¡Qué hizo usted el pasado año por los demás! Y por eso, esta sociedad en crisis, que se ceba en quienes menos tienen, mientras los ricos son cada vez más ricos, creo que tiene un problema, uno muy serio, y es una grave carencia en su capacidad de empatía social.

Por eso hoy les traigo este vídeo, es hermoso, y está protagonizado por Fabian, un joven con diversidad funcional, quien cuando sube al autobús siempre viaja con el asiento de su lado vacío, la gente no se le acerca. Pero Fabian se disfraza de oso y se planta en medio de una plaza a repartir abrazos, y la gente se le acerca y le abraza. ¿A quien abrazan los ordenados Suizos? ¿A Fabian, o a su disfraz? El lema es ¿Tenemos que disfrazarnos para que te acerques? (do we need to disguise ourselves to get closer?) ¿Quien tiene realmente un déficit en la empatía emocional?  ¿nosotros los “neurotípicos” o quienes sí tienen lugar en su corazón para todos? Una persona con autismo jamás te juzgará por tu dinero, solo por cómo eres. No los juzguemos nosotros a ellos por ser más humanos.

Y aquí les dejo el “Cómo se hizo”, está en alemán, pero realmente no hace falta saber alemán para entenderlo


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9 comentarios en «Crisis, empatía social y las lecciones vitales de un niño con autismo»

  1. Interesantes articulo, video y comentarios. Falta aclarar que la gente que llaman neurotipicos tampoco abrazarian a otro neurotipico desconocido. Sin embargo, queda claro que ciertas personas egoistas y violentas (no todos los neurotipicos) son un peligro mayor.

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  2. La diferencia no está en la empatía. La sociedad de neurotípicos está formada por personas que se vigilan entre sí constantemetne con el propósito de obtener información con la que pisotearse mutuamante, cada individuo intentando ponerse por encima de los demás. El neurotípco no tiene personalidad válida per sí mismo, según él mismo, sólo “es” en función de su posición con respecto a los demás; en función de qué sea para los demás. Nosotros no. Por eso un asperger jamás será esclavo, bufón, jefe o capitán. El noventa por ciento de las relaciones entre neurotípicos entre sí consisten en formas de agresión más o menos sutiles, más o menos bestias. El noventa por ciento de las relaciones entre uno de nosotros y un neurotípico tienen que ser, por razones de estricta superviviencia, formas de autoprotección o estrategias de ocultación y huída.

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    • Apreciada Nuria, digo apreciada porque, estés donde estés y gracias a este comentario, tendrás siempre dentro de mi un lugar en mi corazón.

      Pues nunca nadie ha expresado con mejor claridad, lo que esta sociedad es en su esencia mayoritariamente, y por eso nos va como nos va.

      Por eso te digo que te citaré, y haré tuya mi bandera, pues me identifico plenamente con ella, a pesar de ser una de esas neurotípicas que se siente “atípica” en medio de un voraz mundo.

      Un abrazo enorme Nuria.

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  3. Es cierto, lo que comenta la autora de este artículo. Mi pequeño con autismo leve, regala sus juguetes cuando algún niño le agrada, de un modo totalmente desprendido. Igual ami me ha regalado juguetes suyos y no son arranques, él no admite devoluciones. Cuando te regala algo, recuerda que te lo regaló. Sin embargo, creo que debido a su soledad, ha tenido que crear a su amigo imaginario, un marcianito al que siempre le guarda comida, dulces, le compra juguetes, ropa y hasta le guarda espacio para dormir con él 🙁

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  4. Bravo! Una reflexión extraordinaria.
    Todo un alegato a la humanidad perdida de nuestra sociedad.
    Como siempre, leer sus artículos es un lujo y un placer.

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