En el estudio “No association between early gastrointestinal problems and autistic-like traits in the general population” publicado en la revista “Developmental Medicine & Child Neurology” el día 21 de marzo por los investigadores Australianos Andrew J. O. Whitehouse, Murray Maybery, John A. Wray y Martha Hickey, nos muestran unos resultados que vienen a reforzar otros estudios previos relacionados con este mismo tema.
Se habla mucho sobre los desordenes gastrointestinales de los niños con autismo, incluso existen protocolos basados precisamente en esta base. Los defensores de este tipo de posturas suelen afirmar que existe una importante conexión entre autismo y este tipo de problemas gástricos. Recomiendan dietas, suplementos, etc. También basan estas presunciones en infecciones por Cándidas, y por supuesto, recomendando unos procedimientos para la eliminación de este hongo
En el citado estudio, basado en la historia de 804 niños y con un seguimiento hasta los cinco años de edad, se revisa si los niños han presentado alguno de los siguientes cuadros:
- Estreñimiento
- Diarrea
- Distensión abdominal, malestar o irritabilidad
- Reflujo gastroesofágico o vómitos
- Problemas alimenticios o selectividad.
Así mismo se verificó si estos niños habían recibido las vacunas de sarampión, paperas y rubeola.
En esta muestra, había 133 niños con un diagnóstico de autismo y 677 que no lo tenían. El resultado es que no hay una diferencia significativa entre un grupo y el otro y que las vacunas no presentan una relación causa efecto. Aunque este estudio se basa en entrevistas a los padres, no siendo la mejor metodología, viene a afirmar lo mismo que otros estudios con un objetivo similar pero con una metodología más estricta.
El estudio reafirma la tesis de que los problemas gastrointestinales afectan por igual a niños con o sin autismo, no habiéndose podido demostrar a día de hoy una relación directa. No obstante, sí debemos añadir algunos datos que están relacionados con autismo. Muchos niños con autismo presentan por una parte, conductas restrictivas en su alimentación y por otra parte problemas de estreñimiento, que muchos investigadores creen que está asociado a la dieta restringida y a un problema sensorial que crea problemas a la hora de ir al baño.
A modo de resumen, podemos concluir que los desordenes en el aparato digestivo infantil presentan una prevalencia global, es decir, no discriminan. Sin embargo, los niños que presentan conductas restrictivas en su alimentación, con hipotonía maxilar y por tanto una mala masticación, pueden presentar cuadros de desordenes debidos a estos hechos y a su vez, niños que presentan problemas a la hora de ir al baño, pueden presentar también cuadros de estreñimiento. En estos casos, el autismo puede ser una causa directa, pero relacionada con la conducta, aunque a través de una terapia adecuada es perfectamente subsanable sin la necesidad de recurrir a tratamientos extraordinarios.
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Mi hijo ha tenido un problema de alimentación bastante importante y en la actualidad podemos decir que prácticamente se ha normalizado, pero su problema intestinal continua. Está tomando un laxante que le mandó el gastroenterólogo, pero el problema sigue. No es tanto su estreñimiento por la comida como por la inflexibilidad que aún tiene para hacer sus necesidades. Únicamente lo hace en casa y a unos horarios marcados (después de comer y cenar), es capaz de retener dias, y es eso lo que le provoca el estreñimiento y el malestar. Es una especie de circulo vicioso que necesita además del laxante un tratamiento conductual, pero no es nada fácil.
En el ranking el estreñimiento es el No. 1. En el caso de mi hijo ha pasado por todos los remedios naturales, químicos y no convencionales. El gastroenterólogo ha llegado a la conclusión de que se trata de algo sensorial, adicionalmente desencadena reflujo y distensión abdominal. El manejo que se está haciendo es conductual y sensorial.