La música que llevamos adentro

La música que llevamos adentro, de Julia Moret:  el testimonio de una madre con un hijo Asperger o la búsqueda de la llave de la felicidad.

Hace poco menos de un mes, Julia Moret se encargó de hacerme llegar al buzón de mi casa en California su libro La música que llevamos adentro, su diario como madre de un niño con Asperger.

Hacía tiempo que yo seguía sus posts en Facebook, y me había encandilado su escritura tierna, humorística, reflexiva y resiliente. Acompañarla en sus breves escenas familiares con Lucas y Anita era una delicia que me arrancaba una sonrisa o me provocaba un instante de nostalgia, no en vano mis hijos son un poquito mayores que los suyos. De todos modos, la brevedad de un post en un muro de Facebook solo da para un lectura más fugaz. Poder leer el libro completo, del inicio al fin, me gustó aún más. Si el título ya es La música que llevamos adentro, el libro completo está compuesto sobre la base de un concierto de tres movimientos. La melodía de la voz de Julia, central como narradora, nos conduce de forma envolvente por toda su experiencia como madre durante cinco años, y nos deja oír esas otras melodías, a veces disonantes, que son las voces de sus hijos, de su marido, de parientes, amistades, terapeutas, desconocidos.

El libro de Julia Moret sí es una reflexión profunda y honesta sobre qué es la maternidad y cómo se puede gestionar la maternidad de un niño que requiere un esfuerzo de descodificación para el que no estaba preparada.

En un capítulo, la narradora va a una librería buscando un libro que la acompañe en su propia experiencia: “quiero un libro testimonial como ese, pero que sea desde el punto de vista de la madre. Quiero un libro que me cuente qué siente una mujer, una madre como yo“. Éste es precisamente el libro que ella va a escribir. Un libro que nos acompañe. Julia Moret nos lleva por toda la travesía de una madre con un niño con autismo: desde la negación para intentar mantener el orden establecido antes soñado, hasta la aceptación de que nuestro niño o nuestra niña merece todo nuestro amor tal cual es, pasando por el doloroso duelo que pasamos los padres al entender que ese niño que tenemos delante no es ni va a ser el niño con quien soñamos. Es un proceso agotador, y en muchos casos más complicado que en otros.  Es un proceso que puede durar unas semanas o unos años. Pero sí es un proceso necesario en todos los casos.

Julia Moret, como madre testimonio, nos deja que la acompañemos por los momentos más optimistas, pero también por momentos en sí vergonzosos o hasta dolorosos. Personalmente creo que esta es una de las cosas que hace el libro de Julia Moret único en la literatura sobre la maternidad y el autismo. Aunque haya creado un libro literario y testimonial a la vez, no pierde el humor y la ironía, y nos permite acercarnos al máximo a una conciencia no siempre ejemplar, no siempre perfecta, nunca moralizante o aleccionadora.

Sí hay muchísimos libros, novelas, testimonios, blogs, etcétera, pero Julia hace otra cosa especial. Y eso especial es crear unos personajes que son totalmente reales, ¿por qué vamos a dudarlo si tiene una página de Facebook, si pone nombres, si hay fotos? Ay, no, perdón, no es una foto suya, es un retrato, ah sí, hay una foto en el libro, pero Lucas está de espaldas. Porque Julia ha conseguido dar vida a unos personajes literarios que tienen el poder de significar más cosas, de trascender de su propia experiencia vital, de permanecer, de obligarnos a pensar más allá, lo que debería ser una función obligada de todo texto literario, que nos deslumbran con su realidad. Y, gracias a un movimiento magistral, a la vez ha sabido proteger algo esencial, que es a su familia, a través de la ficción. De esta forma, el libro de Julia Moret escapa de sentimentalismos y de una retórica patética, porque es el diario literario necesario para acompañar a tantas madres en una situación parecida, porque es el diario de una mujer de verdad que tiene que poner a ratos un freno a su ocupada vida –trabajo, reuniones, escuelas, coche, terapias, pareja, cocina, lecturas, supermercados, a veces Parenthood, parientes, amigos, a veces una copa de vino o hasta dos- para sentarse a escribir y para poder pensar en lo que le está pasando mientras le está pasando: “El futuro nunca es exactamente como uno se lo imagina, pero si me preguntaban cómo iba a ser mi historia con él, nunca hubiese pensado en palabras como conurbano, neurolingüista, cansancio y Asperger. Cualquier cosa que pase de ahora en adelante no me va a sorprender. Miento, sí me va a sorprender, pero ya no espero nada en especial”.

De esta forma, la estructura de diario no nos permite como lectoras adelantarnos a lo que está por venir, y nos obliga a mantenernos pegadas a Julia Moret en su camino de aprendizaje. Tal como es la vida de cada una de nosotras. Si comienza en el año 2011, cuando Lucas no acaba de acostumbrarse a la sala dos del jardín, acaba en mayo de 2016, cuando Julia decide comenzar una página de Facebook para contactar con otras familias en su situación, y para dar a conocer su experiencia de maternidad, que ahora estoy leyendo completa y melódica en un solo libro. En el último capítulo, £El cofre de la felicidad“, se narra el clic que tantas madres y algunos padres hemos vivido. Ese clic que nos hace entender que estamos en algo más grande que nosotras, que hay una red de personas en una situación similar con quienes sí podemos estar en un espacio seguro aunque sea virtual, y que la forma de ayudar a nuestros hijos e hijas es la visibilidad, la pedagogía social, la información.

En este último capítulo, leí algo que me hizo sentir muy cercana a Julia Moret, y me dieron ganas de acompañarla a tomar un café con medias lunas en alguna cafetería bonaerense:

Pienso en Ramón, en su nieto, en Agustín, en Lucas, en el cofre de la felicidad. No pondría que Lucas no tenga Asperger. No pondría que fuera distinto. No quisiera que mi hijo sea de otra manera de la que es. No podría cambiar ni un programa de su sistema operativo; ni una nota de la música que lleva adentro. Porque lo admiro.

Esa admiración por el hijo al que hemos decidido entender y al que hemos aprendido a aceptar nos acerca. Siento que el libro de Julia Moret me está recontando una historia tan familiar, tan íntimamente mía. No sólo porque hemos usado la escritura para sobreponernos y entender, sino también porque siento cómo esa melodía es reconocible en mi propia travesía personal, aunque a simple vista sean tan diferentes. Da igual Buenos Aires o Bremen, da igual California o la Plata, da igual 2007 o 2011. De igual vos o tú. Eso da igual. Lo importante es poder detectar esa musicalidad que llevamos todos adentro, que atraviesa a nuestras familias y las hace tan únicas y especiales, y tan admirables también. Y compartirlo. Que suenen nuestras melodías, nuestras músicas, nuestras voces, que se nos vea. Que nuestros hijos y nuestras hijas vivan en “un mundo listo y digno para miles de sistemas operativos distintos“. Gracias, Julia Moret. Sigue escribiendo. Seguí escribiendo. Y yo te seguiré leyendo. Y espero que muchísima más gente lo haga también.

Adquirir el libro aquí:

En Pesos argentinos http://www.planetadelibros.com.ar/la-musica-que-llevamos-adentro-libro-244079.html

En Amazon https://www.amazon.es/m%C3%BAsica-que-llevamos-adentro-Asperger-ebook/dp/B07215VT5L/ref=sr_1_1?s=digital-text&ie=UTF8&qid=1497009279&sr=1-1


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1 comentario en «La música que llevamos adentro»

  1. Excelente forma de presentar a Julia Morete y su hijo á través de su libro “La música que llevamos dentro”. Despierta gran interés por leerlo, ya lo haremos. Felicitaciones.

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