Las madres de los pingüinos
es una serie polaca que aborda una realidad invisible. La discriminación de los niños con discapacidad en las escuelas. La serie, que en su primera temporada disponible en Netflix tiene seis capítulos, aborda de forma realista esa compleja situación.
Aunque es realmente una serie de ficción, parece más un documental. Así de real te va a parecer si las ves y tienes un hijo con algún tipo de discapacidad.
Es, probablemente, la mejor serie sobre este tema. Lo refleja de forma cruda, sin caer en victimismos ni dramatismos. Mostrando diversas situaciones a través de cada familia. Y nos lleva, de una forma muy lineal y sencilla, a ver esa realidad oculta. Se aleja de clichés y tópicos para poder mostrar de forma honesta y sencilla una realidad oculta.
Aunque “Las madres de los pingüinos” se centra en Kama, una mujer que se dedica a las artes marciales y es profesional de las MMA, cuyo hijo tiene autismo. También aborda otras discapacidades. Y como no, los problemas de la inclusión.
Kama, una luchadora profesional descubre que su hijo tiene problemas en su colegio. Tanto es así que le recomiendan muy “amablemente” que lo lleve a otro lugar y que sea evaluado por un equipo profesional.
Obviamente Kama se niega a todo y sencillamente dice que la “psicóloga” de la clínica está loca, que su hijo está perfectamente. Aunque la propia madre de Kama le diga que eso no es así. Que su nieto es, obviamente, diferente. Todo el mundo, menos Kama, tiene claro que el niño es diferente. Y vemos en Kama un proceso largo y difícil de asunción del diagnóstico de autismo. Y cómo, de repente, su vida se complica a todos los niveles, afectando incluso a su desempeño profesional.
Tráiler Las madres de los pingüinos
Pero no está sólo Kama, también está Ula, una madre de una niña con Down, que es el alma mater del nuevo colegio al que Kama acaba llevando a su hijo. Ula es la mamá influencer, que tiene un marido con dinero, tiene una vida genial y que es super fashion. Aunque luego, ya saben, nada es como parece.
También está Tatiana, cuyo hijo tiene distrofia muscular, lo cual hace que apenas tenga movilidad y que su madre deba montar guardia en la puerta del colegio, ya que, si su hijo necesita ir al baño, alguien debe llevarlo, y ya se imaginan quién.
Pero también hay un papá, Jerzy, cuya hija es un desafío permanente. Para más inri, Jerzy vive con su madre, que no se lo pone nada fácil, ya que la abuela no acaba de aceptar a su nieta.
En resumen, Las madres de los pingüinos muestra, a través de la vida de varias familias, una gran cantidad de situaciones que las familias de hijos con discapacidades varias afrontan para intentar que sus hijos gocen de una escolarización digna.
Aborda con franqueza y realismo procesos como la aceptación del diagnóstico, el famoso proceso del duelo. Los problemas de cómo el sistema educativo ve a los niños. Los problemas con las maestras, con la imposibilidad material de lidiar con algunos aspectos, salvo que tú mismo seas quien lo resuelve claro está. La falta de recursos para un simple excursión, y todo aquello que las familias de niños con autismo conocen a la perfección.
Pero además están los conflictos familiares, que también aparecen. Las problemáticas en las relaciones entre las propias familias de los niños, y un largo etcétera que presentan una cruda realidad.
Pero sin duda, lo que más me ha gustado de “Las madres de los pingüinos” es que no es una serie que victimice ni dramatice, a pesar de que sí hay víctimas y drama. Lo presenta todo así, sin maquillaje ni adornos. Es tan fácil que te identifiques que me parece que es la mejor serie hasta la fecha que aborda el problema de los niños con discapacidad.
Además, el reparto lo hace genial. Desde Kama, que es la típica mujer dura, hasta Jerzy, eso sin obviar a todo el resto del reparto y, una especial mención a los niños. Lo bordan en todo momento. Y, sí, si se lo preguntaban, hay niños con discapacidad interpretándose, podría decirse, a ellos mismos.
En resumen, véanla, está disponible en Netflix, y si no tienen Netflix, pues vaya a casa de alguien que sí tenga y tomen posesión de su casa, porque son casi 6 horas de serie. En el caso de que se vean en la obligación de llevar algo a modo de compensación, igual les sale más caro que pagar un mes de Netflix (Esto no es un mensaje subliminal patrocinado 😉), y encima no tienen que aguantar a nadie. Dicho así, desde el interés profundo por la socialización con otra gente, 😉.
Espero que la serie “Las madres de los pingüinos” les guste, y si ya la han visto, es muy probable que estén deseando saber si habrá una segunda temporada, que parece ser que sí.
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