Si pudieras materializar al autismo, ¿qué le dirías?
Aunque llevamos ya algún tiempo conociéndonos, solo hasta hace muy poco, he podido acercármele y hablarle con calma. Al principio fue imposible, su presencia me asustaba, me llenaba de rabia, me hacía llorar incansablemente y me dolía profundamente. Sus colores dañaban mis ojos, no me dejaban ver a través de su espectro y su insistencia por quedarse me mortificaba día a día.
Pregunté sobre la razón de su visita, o por qué decidió escoger a mi niño, pero no hallé respuesta; al parecer su espectro es tan grande que aún queda gran parte por ser explorado y conquistado. Traté de ignorarlo, pero usted tercamente decidió quedarse y a medida que pasó el tiempo su presencia fue tan evidente que tuvimos que aprender a convivir.
Cuando Alejandro cumplió su primer año de vida, usted estaba fuera de nuestro imaginario, ni terapias para lidiar con usted hacían parte de nuestras rutinas diarias. Sin saber de su presencia entre nosotros, yo solo veía a mi niño, soñaba y escribía:
*Te veo anciano, sabio, sereno, en paz. Cansado por el paso más no por el peso de los años; acompañado, agradecido, feliz.
Te veo adulto, exitoso, dedicado. El mejor en tu oficio, apasionado, digno de confianza, prudente, seguro, valiente, responsable, honesto, solidario, generoso, feliz.
Te veo joven, romántico, loco, soñador, ilusionado. Persistente, trabajador, encantador, cortés, enamorado, optimista, auténtico, libre, sin prejuicios, feliz.
Te veo adolescente, confundido, preocupado, a veces triste, malhumorado. Con ansias de conquistar el mundo, irreverente, arriesgado, sincero, sagaz, pero feliz.
Te veo niño, travieso, inocente, amoroso. Cazador de luciérnagas, mago, curioso, el mejor amigo, el cansón hermano, espontáneo, pícaro, feliz.
Hoy te veo bebé, gracioso, tierno, frágil, dulce, delicado, inteligente. Te baño, te cambio el pañal, te visto, te alimento, te canto, te abrazo, te entretengo, te miro y te veo feliz… y me siento feliz.
Hoy también me siento feliz… Mentiría si le digo que me agrada su compañía, pero casi tres años conviviendo con usted, me han hecho aprender muchas cosas y me doy cuenta que mi premonición no ha cambiado, ni cambiará a pesar de su presencia. Estoy tranquila, porque sigo viendo al niño, al joven y al adulto feliz; aunque la realidad de Alejandro es distinta, es igual de valiosa a la del resto de nosotros.
Aún tenemos un largo camino por recorrer. Información, concienciación, aceptación, inclusión, nuevos retos y tareas para quienes convivimos en su espectro.
Por lo menos ya podemos sentarnos a dialogar sin reproches.
Respetuosamente,
Mama
*Poema para Alejandro con motivo de su primer cumpleaños publicado aquí http://oneplusoneisfour.net/2012/09/20/premonicion/
Sofia Prada
Colombiana de nacimiento y canadiense por adopción. Vive en Ottawa, ON y trabaja como consejera de empleo de inmigrantes profesionales. Promotora de solidaridad y causas nobles. Madre de Emily y Alejandro, y compañera de vida de Nelson. Los cuatro conforman la fórmula: 1+1=4 www.oneplusoneisfour.net, blog que escribe como un regalo de vida para sus hijos.
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¡Qué pregunta! Soy mamá de un niño con autismo, Rafa, soy pedagoga y trabajo con niños con problemas de aprendizaje. Honestamente a pesar de mi profesión no estaba preparada para recibir ese diagnóstico, aunque confieso que mi profesión me ayudo a saber que algo en el desarrollo de mi hijo era diferente. Honestamente no se que le dirÃa al autismo si pudiera materializarlo. Con el tiempo he aprendido a aceptarlo, entenderlo y aunque no le puedo decir “bienvenido” si puedo dejar que este viviendo en casa en paz, porque se que no se ira. Puedo decir que en nuestra familia somos felices, hemos aprendido a vivir con ello y estamos casi acostumbrados, somos una familia que funciona. Y aunque mi comentario denote un poco de amargura puedo decir que ha sido bueno el que él este en casa, me ha enseñado muchas cosas, a valorar más los pequeños detalles, me he vuelto mas fuerte, mas sensible, mucho más consciente me ha convertido en un mejor ser humano. Puedo decir que amo a mi hijo tal cual es, que no cambiarÃa nada de el, nada; eso es lo que realmente me hace hacer las paces con el. El autismo ha cambiado todo en mi vida, mi hijo a cambiado todo al rededor nuestro, y creo que esta bien. Entonces si tuviera en frente al autismo materializado creo que lo que harÃa es tomarme una taza de café con el y preguntarle si lo quiere con azúcar o si lo toma solo.
Saludos amigos de Autismo Diario.