Mi pie izquierdo

«El hombre más valiente que he conocido»

La historia de Christy Brown no es una historia sencilla de contar, ni siquiera de la forma retrospectiva que se utiliza en su adaptación a la gran pantalla, mediante flashbacks intermitentes que lidian entre pasado y presente. Quizá no sea única, incluso con sus peculiaridades más íntimas y personales, pero sin duda termina por ser ciertamente especial. Se desarrolla en una época en la que su condición de discapacidad es vista y entendida como algo diferente, aún no tan aceptado como hoy en día. Christy es una persona con una Parálisis Cerebral tan severa que solo le permite mover su pie izquierdo, mientras que el resto de sus extremidades están paralizadas desde el nacimiento. El hecho de tener un físico obstaculizado por una deficiencia, no quiere decir, en cambio, que aquello que hay detrás del mismo no funcione a la perfección. Por lo que debemos afirmar, sin duda alguna, que tiene cerebro, siendo inteligente, y corazón, siendo sensible.

Aunque desde pequeño siempre había sido lo suficientemente listo como para conseguir lo que quería o necesitaba en ciertos momentos, incluso sin tener posesión de una sola palabra de vocabulario, llevaba constantemente una cara que reflejaba un miedo inquebrantable. Más bien lo definiría como un sentimiento paralelo a una frustración por querer expresarse y no poder, quizá por no saber a su corta edad. Apreciar que no te entiende el mundo externo y no poder gritar qué es lo que deseas. A ello se unía un trato frío y distante por parte de sus padres, que no ayudaba a mejorar la situación, ya que era habitual que no existieran las mismas muestras de afecto con Christy que con el resto de sus hermanos, un total de 22.

Por un lado, el padre, inquisitivo y poco tolerante, no le consideraba nunca como uno más, menospreciando sus intentos de comunicación, sus conocimientos y hasta sus emociones. Hay un suceso concreto que provoca la aceptación de Christy por parte de su padre, siendo también un punto de inflexión para el niño ya que, a pesar de que la escritura – con su pie izquierdo, si es que hay dudas – hubiera sido durante años su única vía y herramienta de comunicación, es en ese preciso instante cuándo comienza a intentar querer hablar. A medida que avanza la trama se observan ciertos cambios determinantes e importantes en el padre, porque le ayuda y le atiende, pero no es constante con esa idea durante el largometraje. Por otro lado, su madre es la única que le da un trato cariñoso, pero estando enferma se hace complicado poder proporcionarle todos los cuidados que demandaba, sobre todo a edades temprana. A pesar de las adversidades, Christy y su madre siguen manteniendo una estupenda relación, llena de amor y apoyo incondicional mutuo. Debido a varios incidentes queda al cuidado de Christy, la mayor parte del día, una vecina suya. Esta nueva intérprete, que entra a formar parte de la vida del niño, suele exponerle las cosas que ocurren en sus rutinas diarias como lo haría con cualquier igual de su edad, aunque a veces exagera llegando a parecer explicaciones y tratamientos pensados para alguien más pequeño.

Y como consecuencia de ello, la misma pregunta de siempre, retumba en nuestros oídos: ¿entonces, qué trato es mejor?. Debemos tener en cuenta para responder a esta constante duda, lo mucho que hemos mejorado y avanzado en múltiples aspectos. Sin embargo, hemos de comentar las diferencias marcadas entre el ayer y el hoy, por ejemplo mediante el uso de ciertos términos poco adecuados en la película: «retrasado mental», «deficiente», «pobre idiota desgraciado», «tullido», «inválido», etc. Verdaderamente, en aquel tiempo eran personas que, no solamente estaban consideradas como seres con menos capacidades, sino que se les trataba como tal. Todos terminaban por regañar a Christy y echarle la culpa cuando algo, de condiciones negativas, sucedía. Hay que remarcar que ciertamente se implican en sus cuidados más básicos y esenciales, ya sea la higiene y la comida. Respondiendo a la pregunta, desde mi punto de vista, debemos tratar a las personas con discapacidad como personas que mantienen un determinado desarrollo general, estando de acuerdo en que no es idéntico al típico. Eso quiere decir que nuestras intervenciones deben adaptarse, al igual que ocurriría con cualquier otro, al máximo número posible de necesidades tanto grupales como individuales, del tipo que sean. Asimismo, hay que conseguir que sean partícipes de la mayor parte de realidad que esté a nuestro alcance, que pisen firmemente este mundo para que cuando sean adultos tengan la posibilidad de ser, además, autónomos e independientes. Cuando Christy se hace mayor, podemos ver escenas en las que alegremente ríe con la familia al completo, viviendo en un ambiente de integración, creado por aquellos que le quieren y a quienes importa. No hay vergüenza ajena por parte los que le rodean, simplemente le admiten como uno más, como quien definitivamente es, con sus aspectos malos y buenos. A todos y cada uno de ellos les ha costado su particular duelo superar la discapacidad de un hermano, un hijo, un primo o un sobrino, pero finalmente llegan a la idealizada conclusión de que todos son necesarios para todos.

Es muy curioso ver la forma en que, retomando la personalizada adaptación de la inclusión de personas con discapacidad en plena convivencia de un barrio obrero, los hermanos de Christy y algunos de sus amigos, intentan divertirse con él de la única forma que saben. Solían pasearle, corriendo de un lado a otro, en una carretilla, que luego se convertiría en su silla de ruedas particular, hasta que hubo dinero suficiente para proporcionarle una de mejor calidad. Mientras, Christy se ríe y disfruta. Resulta asombroso ver y sentir la integración por parte de los jóvenes, que a veces da la sensación de que, al igual que ocurre ahora, y aunque vean que es un niño diferente a ellos, no son tan cerrados como algunos adultos para mantener una relación totalmente natural. Hay que distinguir, aún así, que en aquel período la diversión era diferente y lo que hoy en día nosotros consideramos un trato despectivo, en aquella época no se veía de igual forma. En una de las escenas de la película, que transcurre durante un partido de fútbol, a Christy le toca ponerse de portero. No tiene posibilidad de correr pero tampoco habilitan su condición para que pueda jugar en igualdad con respecto a los demás. Aún así, Christy supera todos sus miedos y barreras lanzando un penalti crucial que acaba en gol. ¿Es necesario dejar libertad a los niños con discapacidad? ¿Hay que protegerlos? ¿Hasta qué punto…?

Debido a sus constantes dificultades de comunicación, Christy encuentra un desahogo en la pintura – también con su pie izquierdo. A eso podemos añadir que es un genio al desempeñar dicha tarea, lo que se demostrará más adelante durante una importante exposición de cuadros. Mantiene una dedicación constante, aunque habitualmente encerrado en casa, en su habitación, lugar que permite hacer volar la imaginación de Christy llevándole a espacios mágicos. Conoce a su primer amor en su, también, primer contacto con las clínicas especializadas en parálisis cerebral. Ninguno de esos dos nuevos comienzos da los frutos que él había imaginado y esperado. Por una parte, se siente ofendido, acomplejado e intimidado por lo que observa durante su estancia en el centro médico, así que decide volver a la comodidad de su hogar, desde donde continúa llevando a cabo sus maravillosas dotes artísticas. Y, por otra parte, quizá siendo de las experiencias más desagradables y amargas que vive, sufre un rechazo amoroso por parte de la tan simpática y amable doctora de dicha clínica, Eileen Cole. Es, obviamente, una plena demostración de que las personas, ya sea con o sin discapacidad, tienen sentimientos y sus reacciones pueden ser tan reales y similares a las de cualquier ser humano que habite este mundo. Eileen fue quizá la única que, durante sus habituales encuentros, le hablaba con claridad y le ponía los pies en la tierra, además de tratarle como un adulto más. Considero que – desgraciadamente para ambos – ésta no sabe imponer, en cierto instante, los límites de la relación, ya que desde un principio habían sentido una conexión especial que era complicado de obtener y perder, por lo que acaba en un fatal desenlace, triste y tomentoso. A veces tendemos a usar frases poco correctas con personas discapacitadas, como por ejemplo un «Te quiero» creyendo que ellos no entienden lo mismo que entenderíamos nosotros, y evidentemente aquí se demuestra lo contrario. No deben darnos pena, ni ternura – contextualizado.

Las heridas con el tiempo acaban sanando – al menos es lo que dice el conocido dicho – por lo que a pesar de lo sucedido años atrás se vuelven a encontrar. Eileen le pide a Christy como favor personal que acuda a una obra benéfica, muy unida al mundo del arte, ya que éste se ha convertido en un famoso pintor debido a sus conocidas y preciosas obras maestras. Christy acepta sin remordimiento y orgullo alguno. En dicho acontecimiento conoce a su futura mujer, Mary Carr, con la que compartirá una vida plena y satisfactoria. Al personaje de Christy le ha costado muchísimo llegar a ganarse el reconocimiento de la sociedad, y precisamente sin animo de interés por cuestiones económicas, si no más bien como una apertura de mentes y caminos, tanto a la humanidad como a las personas que padecen una discapacidad, para que TODAS Y TODOS gocemos de un mundo en igualdad. A partir de este último evento podemos observar un Christy completamente diferente de aquel que vimos y conocimos al principio, lleno de impulsividad y enfado incontrolable. Ha terminado por dominar su carácter inestable, llenándose de una autoestima positiva que ayuda a rebajar parte de su impotencia contra el universo, y en parte con respecto al sexo femenino, ya que piensa que no va a ser amado ni querido por ninguna mujer. Esos cambios le ayudan a conseguir metas y llegar escribir su propia biografía con ilustraciones realizadas por él mismo, junto con uno de sus hermanos.

Trailer de la película


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6 comentarios en «Mi pie izquierdo»

  1. Hola Silvia… te escribo desde Perú y te envío mis sinceras FELICITACIONES por tus comentarios de diversas obras y expresiones relacionadas con los T.E.A…. te sugiero darle una mirada a la película “Un niño de Marte” (Martian Child) basada en la novela de David Gerrold. Creo que tiene mucho que ver con el tema que nos apasiona y me encantaría tu comentario sobre la misma. Un abrazo!!!!

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