Manuel Gimeno ha sido el Director de la Fundación Orange durante 13 años, aunque ha estado 19 años vinculado a la entidad. Poder conocer personalmente a Manuel Gimeno es un privilegio, no es habitual encontrar en cargos de alta dirección a personas que sean capaces de combinar capacidad gestora con honestidad, humanidad y visión social. Y dado que, aunque se jubila del cargo, sigue -afortunadamente- muy vivo, esto no es una loa al desaparecido, sino la constatación de una realidad.
He tenido la gran suerte de poder compartir con Manuel escenarios, espacios, proyectos, viajes, e incluso mesa y mantel, todo un privilegio. Y descubres que hay personas que, a pesar de su posición, son conscientes del mundo real en el que vivimos, que se esfuerzan para poder dejar una huella permanente, aunque sigan disfrutando al caminar por la orilla de una playa.
Cuando me enteré que iba a finalizar su etapa profesional al frente de la Fundación Orange, sentí, por una parte la pérdida de alguien muy válido, pero también la alegría de la recompensa al trabajo bien hecho. Quien es capaz de dejar huellas imborrables también merece de agradecimiento por parte de todos.
Hay personas que merece la pena conocer, y aunque realizan su trabajo diario sin pretensiones de fama personal, sino hablando del esfuerzo del equipo, poniendo siempre a otros por delante de sí mismos, ya que no se consideran más especiales que cualquier miembro del equipo en el que trabajan, si consiguen con su ímpetu y visión algo difícil de conseguir. Y es que hoy, la Fundación Orange se ha convertido en un referente en el autismo, y aunque el equipo, ciertamente es básico, no podemos obviar que quién lo lideró durante tantos años, también marcó un destino.
Descubre mƔs desde Autismo Diario
SuscrĆbete y recibe las Ćŗltimas entradas en tu correo electrĆ³nico.