La incertidumbre conduce a la ansiedad: Los problemas sensoriales en el autismo

El artículo original en inglés está disponible Aquí

Muchos niños con autismo tienen una gran cantidad de ansiedad, así como sensibilidad extrema a la luz y al sonido. Un nuevo estudio sugiere que el miedo a lo desconocido potencia esta situación, y da a entender que ayudar a los niños que tienen autismo en situaciones de incertidumbre podría aliviar algunos de sus síntomas1.

Los resultados apoyan la teoría de que los niños con autismo perciben de forma abrumadora el mundo debido a las dificultades para predecir cómo es probable que se desarrollen determinadas situaciones2.

“Los niños con autismo desean tener control sobre su entorno para que sea más predecible”, dice la investigadora principal, Elizabeth Pellicano, profesora de psicología y desarrollo humano en la Universidad de Londres. Ayudar a los niños a extraer información de las experiencias pasadas para predecir mejor el resultado de situaciones futuras puede calmar su ansiedad, así como sus percepciones sensoriales, dice Pellicano. El trabajo apareció 10 de febrero en la revista Journal of Autism and Developmental Disorders.

Hasta un 84 por ciento de los niños con autismo tienen altos niveles de ansiedad, y hasta el 70 por ciento tiene algún tipo de sensibilidad sensorial. Los estudios han dado a entender que las reacciones exageradas a los estímulos sensoriales provocan ansiedad en las personas con autismo.

Los investigadores están empezando a explorar cómo la imprevisibilidad impacta en ansiedad y la sensibilidad sensorial en personas con autismo. El trabajo de Pellicano proporciona evidencias muy esperadas para apoyar la idea de que la imprevisibilidad puede generar un gran aumento de esos síntomas, dice Pawan Sinha, profesor de la visión y la neurociencia computacional en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, quien no estuvo involucrado en el trabajo.

En 2014, Sinha dio a conocer la teoría de la predicción, afirmando que los niños con autismo pasan por alto pistas importantes que conducen a un evento y, a menudo se sorprenden cuando una situación se desarrolla. El mundo puede parecer impredecible y abrumador desde esta perspectiva, dice Sinha.

El vínculo entre las sensibilidades sensoriales y dificultades en el manejo de la incertidumbre tiene importantes implicaciones no sólo para nuestra comprensión básica del autismo, sino también para las posibles intervenciones“, dice Pawan. “En lugar de tratar de -simplemente- disminuir el impacto sensorial de un niño con autismo, quizá sea mejor ayudarle a mejorar su capacidad de anticipación“.

Perfiles sensoriales:

Pellicano y su equipo midieron las relaciones entre la ansiedad, la sensibilidad sensorial y la intolerancia a la incertidumbre en 64 niños con autismo y 85 niños con desarrollo típico, de entre 6 a 14 años, todos los cuales tenían una inteligencia media. Ellos confirmaron los diagnósticos de autismo de los niños utilizando el Autism Diagnostic Observation Schedule (ADOS), que consiste en la observación clínica, y el Social Communication Questionnaire, que se basa en informes de los padres.

Los investigadores pidieron los padres de cada niño cumplimentar el test Intolerance of Uncertainty Scale, que mide la capacidad de un niño para hacer frente a situaciones de incertidumbre, el Short Sensory Profile, que mide alteraciones sensoriales, y la Spence Children’s Anxiety Scale.

Los resultados revelaron que los niños con autismo muestran una mayor intolerancia a la incertidumbre, junto con una mayor sensibilidad sensorial y ansiedad, que los niños con desarrollo típico. La intensidad de las tres cuestiones se relaciona con la severidad de los síntomas del autismo.

Los investigadores encontraron que una mayor intolerancia a la incertidumbre y ansiedad se vinculan a alteraciones sensoriales más graves en niños con autismo. Una asociación similar pero a menor nivel se observa en niños con desarrollo típico.

Aunque los niveles de ansiedad pueden explicar -en parte- el vínculo entre la incertidumbre y la sensibilidad sensorial, la relación se mantuvo incluso después de que los investigadores controlaron la ansiedad. Este resultado sugiere que el estado de alerta provocado por la incertidumbre provoca ansiedad, y puede hacer que las alteraciones sensoriales parezcan especialmente amenazantes.

Debido a que los investigadores examinaron a los niños en un momento temporal específico, es necesario realizar estudios a largo plazo para confirmar la interrelación de estos supuestos. Por ejemplo, dice Pellicano, la incertidumbre podría hacer que el desorden sensorial mantenga a los niños en una situación de alerta constante. Pero es posible que esta situación también funcione de forma inversa, es decir que la hipersensibilidad sensorial haga que el niño encuentre el entorno en impredecible y amenazante.

Los resultados sugieren que las intervenciones dirigidas a ayudar a los niños con autismo a hacer frente a la imprevisibilidad, podrían ayudar a aliviar su ansiedad y sus alteraciones sensoriales.

“Lo que se sugiere es que los tres de estos factores están interactuando de forma conjunta, y si se actúa sobre uno de ellos, podría tener consecuencias para los demás”, dice Pellicano.



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