Autismo en la piscina

La natación es un placer y la piscina su santuario. Desgraciadamente sale con demasiada frecuencia en las noticias que un niño con autismo se ha alejado de su familia y ha aparecido ahogado en una piscina, un río, un lago. De hecho, los datos existentes señalan que el ahogamiento es una de las principales causas de muerte de un niño o un adulto con autismo. En muchos niños con autismo se da una combinación peligrosa: una fascinación por el agua y una falta de comprensión del peligro que puede representar. Mi opinión es que la mejor forma de estar protegido es aprender a nadar. Incluso un pequeño avance, flotar mejor, puede marcar la diferencia y dar tiempo a que llegue alguien y le ayude. Hay que conseguir que todos los niños, con autismo y sin autismo, aprendan a nadar.

juego en la piscinaLas experiencias con los padres que buscan clases de natación para sus hijos con TEA son muy heterogéneas. Dana Walker contaba que buscó en internet y llamó a varios programas y escuelas de natación. Después de dos días al teléfono recibió respuestas del tipo «bueno, nos encantaría encargarnos de su hijo, pero no estamos preparados para algo así, no tenemos experiencia». Otros decían «estamos formando a nuestro personal ahora para que trabaje con niños con autismo. ¿Le importaría volvernos a llamar el año que viene?». Los responsables de otra piscina le dieron el papel para inscribirlo pero después de reunirse con ella y el niño le dijeron que le contactarían para ver cómo hacer que las clases funcionasen mejor pero nunca volvieron a llamar. Finalmente, encontró un lugar que cumplía las características deseadas:

  • Querer enseñar a nadar a un niño con necesidades especiales.
  • Tener monitores con experiencia con niños con problemas de aprendizaje.
  • Preocuparse de cómo aprende mejor (pictogramas, refuerzo positivo, movimientos conjuntos, etc)
  • Preocuparse de cómo afrontar las cosas que le afectan negativamente (ruidos, exceso de personas)
  • Aceptar que su ritmo de aprendizaje puede ser diferente.
  • Ser pacientes, sensibles, positivos

Cada niño es diferente, a alguno le bastará con unas lecciones por parte de uno de los padres, otro se acomodará bien a un programa general de clases de natación, y otro puede necesitar atenciones específicas, un monitor que conozca cómo hay que trabajar con niños con autismo o incluso una instalación que esté dispuesta a adaptar su instalación (reducir el ruido ambiental, número de personas en esa zona de la piscina) durante una parte de su horario para atender a esas personas con necesidades diferentes.

La natación puede ser más aún que un tiempo de puro placer. Puede ser un ejercicio físico de gran calidad. Puede ayudar a trabajar procesos, reglas, vocabulario, imitación, trabajo grupal, etc. Puede ser un escenario social, de actividad lúdica conjunta con hermanos, con padres, con otros niños. Puede ser un refuerzo positivo al darse cuenta de que ha aprendido nuevas habilidades. Puede ser el mejor momento del día, que le haga volver a casa radiante y con el cansancio suficiente para dormir como un tronco.

Los que siguen el blog saben que a veces envidio la mayor concienciación que han desarrollado las asociaciones norteamericanas y cómo consiguen un impacto directo y eficaz a través de sus acciones. Autism Speaks puso en marcha en 2014 un fondo de becas para natación y seguridad en el agua. Las organizaciones que colaboran reciben una ayuda económica a cambio de facilitar instalaciones y personal para las personas con autismo y sus familiares. Ya sé que aquí las disponibilidades económicas son menores pera a veces se puede hablar con las instituciones propietarias de la piscina, a menudo ayuntamientos, u ofrecer a cambio visibilidad, publicidad positiva o la satisfacción de participar en una buena causa.

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3 comentarios en «Autismo en la piscina»

  1. Se tiene el estigma de “enseñar a nadar” cuando en realidad eso lo que pretende es enseñar los estilos de la natación olímpica o de competencia,

    La naturaleza dotó a los animales de la posibilidad de aprenderlo simplemente por instinto, tal cual como lo harían incluso los recién nacidos. De hecho, el “saber nadar” no es cuestión de hacer los estilos de natación deportivos (crol, pecho, mariposa, espalda) sino simplemente saber cómo desenvolverse en el medio acuático para sobrevivir y evitar “ahogarse”.

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  2. Interesante el trabajo que hagan pues si les produce tanta satisfaccion se convierte en un espacio donde se les puede facilitar otros aprendizajes.

    Responder

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