Cuando un taller de arte se convierte en un taller de magia

En los últimos días de diciembre llevamos a cabo un Taller de Arte para niños con TEA en San Cristóbal de la Laguna (Tenerife). Aunque en realidad había un poco de todo, tuvimos niños neurotípicos, con autismo y grandes necesidades de apoyo, de alto funcionamiento, con asperger,…, vamos, un buen cocktail, un poco de todo. Desde los 6 a los 14 años de edad. En total, 15 participantes, cada cual con sus peculiaridades. Sin lugar a dudas, todo un reto, más si cabe porque apenas conocíamos a ninguno de los asistentes, algo que sin lugar a dudas le provocaría cierta tensión emocional a más de uno. Nosotros incluidos claro.

Pero llevar a cabo tres mañana consecutivas con 15 niñas y niños (y también adolescentes), todos distintos, tiene su aquel, 12 horas de trabajo donde teníamos que conseguir que por lo menos se lo pasaran bien. Pero conseguir 12 horas de taller implicó muchas horas de trabajo de muchas personas, quienes en su totalidad participaron de forma absolutamente desinteresada, aunque sí recibieron un gran intangible que más tarde ustedes entenderán.

Tenemos por tanto una larga lista de agradecimientos. En primer lugar a los responsables del Centro Ciudadano El Tranvía, de San Cristóbal de La Laguna, quienes cedieron los espacios, y además nos dieron todas las facilidades del mundo. A nuestras voluntarias, que trabajaron de lo lindo: Mónica Pérez, Patricia González, Sara Rodriguez y Jennifer Jorge. Y también a Ruimán y Guacimara, que aunque venían como apoyo específico, acabaron haciendo de todo. Y finalmente un gran agradecimiento a dos de los pilares de este taller, a Rebeca Barrón de la Asociación Argadini de Madrid, quien se dio tremendo madrugón para tomar el avión a Tenerife, y a Víctor Jaubert, un genial ilustrador canario y mejor persona, y muy especialmente a los miembros de la de la Fuerza Imperial de Tenerife, que hicieron lo imposible para poder venir. Y como no, a la Fundación Orange quien nos apoyó económicamente para que este taller pudiera ser totalmente gratuito. Para todos, nuestro más inmenso agradecimiento.

Pero a pesar de que se suponía que íbamos a llevar a cabo un taller creativo, donde nuestros alumnos aprendieran a realizar cuentos e ilustrarlos -esa era la idea-, la verdad es que fuimos más allá de lo que imaginamos. Y digo más allá porque realmente cumplimos el propósito, que era usar la expresión artística como medio de expresión y diversión. Pero no imaginamos que la catarsis que se iba a producir iba a llegar a tales niveles. Ver como nuestras niñas sin tea se implicaron al 100% en echar un cable a sus compañeros de taller que más ayuda necesitaban. Ver como el niño que a priori su propia madre tenía ciertas reservas se lo pasaba genial, no tuvo berrinches, hizo caso, y hasta le hicimos unas fotos en las que sale guapo no, ¡lo siguiente! Ver como cuando llegaron los miembros de la Fuerza Imperial de Tenerife a nuestros chicos y chicas se les puso una cara impresionante, alucinados, ver como uno de ellos los tocaba incrédulo y decía “¡Los caballeros son de verdad!”, como consiguieron ponerlos a todos ¡firmes!, ¡vaya momentazo!, realmente la Fuerza Imperial de Tenerife hizo honor a su nombre, porque dieron fuerza y mucha, les regalaron un rato de esa emoción intensa, les regalaron uno de esos recuerdos imborrables ¡Gracias chicos, sois geniales! Pero además nuestros alumnos bailaron, se pusieron de pintura hasta la espalda, contaron sus creaciones, se rieron, jugaron, demostraron que la felicidad es algo contagioso, con sus risas continuadas nos hicieron a nosotros un gran regalo.

La verdad es que creo que debemos agradecerles más a ellos que ellos a nosotros, ya que nos enseñaron muchas cosas, pero sobre todo una, que da igual tus necesidades de apoyo, éstas se diluyen totalmente cuando en el grupo hay tranquilidad, ganas de hacer las cosas, cuando se naturaliza una situación. Algunos lo llaman inclusión social. No habían etiquetas, solo habían niñas, niños, adolescentes, risas, y momentos de gran silencio y otros de gran alboroto.

Pero una de las cosas que mejor salió fue que, aunque obviamente teníamos un propósito en el tipo de trabajo que pretendíamos llevar a cabo, dejamos una parte a la “improvisación”, ya que al no conocer a ninguno de los participantes, lo de hacer un taller muy dirigido y controlado era poco menos que una quimera. Pero seguro que les interesa saber qué preparamos y qué hicimos.

El arranque del taller empezaba con Rebeca, quien contó el cuento La Zapatilla Protestona, en versión adaptada con pictogramas. Todo un inicio para poner a nuestros alumnos en línea. A continuación, Víctor, quien empezó a sacarse dibujos de la manga, cual mago, y empezaron a diseñar los cuentos que cada uno de los participantes quería hacer. Hay que decir que acabamos con los suministros de tempera, cartulinas, pinceles, rotuladores, fieltro y otras lindezas artísticas de la isla. Y finalizamos la primera jornada ya con un avance importante sobre lo que cada uno de los participantes quería. Y entre Víctor y Rebeca mano a mano empezaron a organizar todo tipo de creaciones, historias, encuadernaciones,…, apoyados en todo momento por nuestras voluntarias.

Y ya en la segunda jornada, con los cuentos bastante avanzados, recibimos a media mañana la visita de la Fuerza Imperial de Tenerife, quienes vinieron a convocarnos para la siguiente reunión galáctica (Que tendrá lugar dentro de muy poquito) ¡Lo complicado fue calmarlos luego! ¡Menudo shock tuvo alguno! Pero a partir de ahí ya empezamos a dejar listos los cuentos y a preparar los murales, sí, también hicimos murales y ¡quedaron estupendos! A su vez, en un aula separada teníamos nuestro lugar especial, donde jugamos con aplicaciones informáticas, y de paso rebajamos la emoción. Y además, tuvimos sesión especial con las aplicaciones de Hablando con el Arte, que cautivaron a más de uno y una. Porque además de manualidades, también tuvimos tecnología adaptada que hizo las delicias de todos. Y eso que para nuestra desgracia los cables especiales que compramos a Microsoft España para usar Pictogram Room llevan un mes perdidos (a día de hoy siguen en nadie sabe dónde y nosotros reclamando), ¡lo que no nos pase a nosotros!, pero superamos ese problema con otras opciones también muy divertidas.

Y nuestra tercera jornada fue sin duda la de acabar los trabajos, la de oler y tocar cosas, sí, también hicimos cosas sensoriales, la del baile, sí también bailamos con la música de Ray Charles. Y a continuación nuestros alumnos presentaron sus trabajos al resto de compañeros, hubo de todo, risas, alucinación general, asombro, ¡tremendos trabajos hicieron! Y TODOS presentaron sus trabajos, algunos con apoyo otros sin. Hicimos muchas fotografías y no sé cuantos vídeos, aunque de todo el material gráfico apenas podemos enseñarles un poco (por motivos obvios), pero realmente hay algunas fotografías que trascienden más allá de lo que pretendíamos. Queríamos hacer un taller de arte, pero acabamos teniendo un taller de magia. La magia de ver que cuando tienes niños, indistintamente de si tienen o no un diagnóstico de algo, si eres capaz de conectar con ellos, tendrás un retorno mucho mayor del esperado, tendrás abrazos, besos, sonrisas, carreras, …, que es lo que hacen los niños cuando lo pasan bien, porque la felicidad no entiende de diagnósticos ¡Gracias niños por enseñarnos que cuando las cosas se hacen con amor, los resultados son siempre extraordinarios! El diagnóstico de un niño con autismo solo afecta a quienes le dan más importancia de la debida.

Aquí el resumen del taller


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