Un estudio reciente muestra que los niños con autismo tienden a tener sobrepeso, y sugiere que el riesgo es mayor para aquellos que tienen un autismo más severo[1].
El estudio muestra que, los niños con autismo tienen aproximadamente 1,6 veces más probabilidades de tener obesidad en comparación con las personas sin autismo, mientras que los niños con rasgos severos tienen 1,7 veces más de riesgo que aquellos con rasgos leves.
“Comprender más sobre los factores asociados con el riesgo de la obesidad, ayudaría a guiar a las familias y los cuidadores para evitarla o controlarla” dice la investigadora principal Susan Levy, directora médica en Center for Autism Research at the Children’s Hospital de Filadelfia.
Los hallazgos confirman el trabajo publicado en septiembre de 2018 el cual muestra que el riesgo de obesidad se relaciona al nivel o grado severo del autismo[2]. Sin embargo, el estudio se basó en las calificaciones que hicieron los padres de 750 niños con autismo severo; el nuevo trabajo está basado en evaluaciones clínicas e incluye aproximadamente 700 niños con autismo, de 2 a 5 años de edad.
“Esta es una contribución importante”. Dice Lawrence Scahill,profesor de pediatría en la Universidad de Emory en Atlanta. “No sabemos mucho sobre niños de esa edad.” Los hallazgos, fueron publicados en Octubre en The Journal of Pediatrics, los cuales enfatizan la importancia de tratar los problemas de peso durante los primeros años de vida.
“Así como como estamos haciendo intervención temprana para mejorar las habilidades sociales, tenemos que pensar en los problemas de peso y las dificultades metabólicas.” Comenta Deborah Bilder, catedrática de la facultad de psiquiatría en la Universidad de Utah quien no participo en el estudio.
Un segundo estudio que también fue publicado en Octubre, analizo la efectividad de los tratamientos de obesidad para niños con autismo. De los 12 estudios incluidos en los análisis, 6 reportan una pérdida de peso significativa en los niños que recibieron el tratamiento[3].
“Una conclusión importante es que podemos influir positivamente en el peso de los niños con autismo“, dice Seán Healy, profesor asistente de ciencias de la conducta de la salud en la Universidad de Delaware en Newark. Healy quien dirigió el estudio de intervención, que apareció en el International Journal of Obesity. “Debería motivar a las personas en el campo a tratar de actuar y tomar medidas”.
La severidad sí importa
Levy y sus colegas examinaron los datos del estudio para explorar el desarrollo temprano, un análisis en curso de más de 7.000 niños en los Estados Unidos. Se enfocaron en 668 niños con autismo; 914 niños con otros desordenes en el desarrollo, tales como retraso en el desarrollo y 884 niños para la muestra control.
Los investigadores utilizaron los datos de peso y altura recolectados durante las visitas médicas. Escudriñaron los registros médicos y entrevistaron a los padres para extraer información sobre desordenes concurrentes, tales como el trastorno de déficit de atención con hiperactividad, dificultades de alimentación y del sueño.
Categorizaron los niños con sobrepeso si su índice de masa corporal se encontraba entre el percentil 85 y 94 según sus edades, y con obesidad a aquellos que tenían percentil de 95 o superior. También calificaron la severidad de los rasgos del autismo mediante una herramienta llamada “La escala de calificación del autismo de la Universidad de Ohio”. Según los investigadores, alrededor el 28 por ciento de los niños con autismo y el 25 por ciento con otros trastornos del desarrollo tenían sobrepeso u obesidad, en comparación con el 20 por ciento de los individuos de la muestra control.
El riesgo de los niños con autismo en aumento de peso corporal se mantuvo incluso cuando los investigadores controlaron las condiciones coexistentes, lo que no sucedió de la misma manera para los niños con otros trastornos en el desarrollo.
“Parece que es el autismo el que está causando este aumento en las probabilidad de obesidad y sobrepeso, no las condiciones coexistentes.” Dice Scahill.
La causa del exceso de peso en los niños con autismo es incierta, pero Levy y otros sugieren que tiene que ver con las dificultades de alimentación[4] así como el tipo de comida que prefieren así como la inactividad física, las cuales frecuentemente acompañan al autismo.
La lucha contra el peso
El estudio de Healy sugiere estrategias para controlar el peso en niños con autismo. Él y sus colegas exploraron la literatura científica en busca de estudios que probaran tratamientos y fármacos en personas con autismo. Se enfocaron en 12 estudios, publicados desde el 2007 hasta el 2017 que median el aumento o disminución de peso.
Seis estudios probaron estrategias amplias, lo que significa que incluyeron modificaciones a la dieta, a la actividad física y la motivación. De estos, tres resultaron en pérdida de peso en las personas con autismo.
Cuatro estudios incluyeron solo actividad física; solo uno de esos tratamientos disminuyó el peso en los participantes con autismo. Los dos estudios restantes probaron el medicamento para la diabetes metformina; ambos mostraron que la droga detiene el aumento de peso provocado por los medicamentos antipsicóticos. Los investigadores consideraron que solo un ensayo clínico con metformina, es de alta calidad, basado en el diseño del estudio y otras características. Calificaron a otros tres como de calidad moderada y el resto como deficientes.
Por otra parte un estudio del equipo de Haley, publicado el 16 de noviembre, mostró que los niños con autismo hacen menos ejercicio y pasan más tiempo viendo televisión o jugando con videojuegos que el resto de los niños sin autismo. Los hallazgos se basan en una encuesta completada por los padres de 1,380 niños con autismo y 1,411 individuos de control [5].
Los resultados sugieren que, tener una televisión en el dormitorio sin límites de tiempo frente a la pantalla, impide la realización de actividades físicas en todos los niños. Pero para los niños sin autismo no tener una televisión en el dormitorio y vivir en una comunidad muy unida se asocia con más actividades físicas. Sin embargo, ninguno de estos factores se siguió con el ejercicio en niños con autismo. Los hallazgos sugieren que, es difícil ayudar a los niños con autismo a ejercitarse simplemente alterando su entorno. Estos niños podrían necesitar apoyos más sustanciales, tales como, programas deportivos modificados y entrenadores capacitados.
BIBLIOGRAFÍA:
- [1] Levy S.E. et al. J. Pediatr. Epub ahead of print (2018) https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30314662
- [2] https://www.spectrumnews.org/news/research-adds-heft-link-autism-obesity/
- [3] Healy S. et al. Int. J. Obes. (Lond.) Epub ahead of print (2018) https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30305689
- [4] https://www.spectrumnews.org/opinion/small-plates/
- [5] Healy S. et al. J. Autism Dev. Disord. Epub ahead of print (2018) https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/30446873
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©Traducción Pamela Palomeque
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