Muchas familias nos dicen, mi hijo no sabe dibujar, o no le gusta pintar, o cosas por el estilo cuando les planteamos un taller de arte. Bien, da igual si saben o no saben, si les “gusta” o no, no usamos el arte como un modelo de ocio, sino como un sistema de trabajo muy eficaz, donde afloran más cosas de las que uno pueda pensar a priori. Claro que la probabilidad de que les guste y de que aprendan a pintar es tremendamente alta.
Los talleres de arte para niños (o no tan niños) con autismo no tienen como propósito que los niños se conviertan en Goya o Velázquez, da igual si dibujan bien o mal, eso es irrelevante, no es realmente un taller para dar clase, sino para aprender de forma divertida y mejorar los déficits que puedan presentar los participantes. Se pueden trabajar mil y una cosas diferentes. Por ejemplo, podemos usar pinturas de dedos para trabajar aspectos sensoriales, por supuesto mientras nos ponemos perdidos de pintura, ¡es divertidísimo! Podemos trabajar la atención conjunta y el seguimiento de instrucciones para mejorar la comunicación mientras hacemos un cuento. O podemos trabajar las emociones a partir de los colores y las texturas, de forma que apoyamos la identificación de los estados emocionales del niño.
Estas y una larga cantidad de cosas más se trabajan en un taller de arte, aspectos de coordinación oculo-manual, lateralización, etcétera,…, las opciones son muchas. También podemos centrarnos en la motricidad fina y gruesa, podemos bailar y mejorar la coordinación motriz, o hacer teatro para fomentar la imitación. Porque en un taller de arte se pueden hacer muchas cosas, incluso trabajar aspectos relacionados con la autoestima, dar reguladores para la ansiedad, ayudar a reducir la hipersensibilidad táctil por ejemplo. O montar grupos de trabajo, para promover la interacción entre los propios niños. Las posibilidades solo las limita nuestra imaginación.
El arte abarca diferentes disciplinas, tales como la pintura, la escultura, la música, la danza, el teatro o ¡por qué no! la literatura. John Ruskin afirmó: El arte es expresión de la sociedad. Y es a través de la visión de la expresión artística que averiguamos muchas cosas de una sociedad, y las personas con autismo también forman parte de esta sociedad, pero además, el ojo entrenado sabe ver estados emocionales a través de la expresión artística de los niños (y los no tan niños) con autismo, de tal forma que nos ayuda a trabajar áreas donde el niño pueda presentar mayores dificultades.
Recuerden, un taller de arte es válido para todos, da igual si saben o no dibujar, o incluso si no les gusta, al final, todos disfrutan en grande, ya que son actividades donde hay poca rigidez, hay más espacio a ser uno mismo, no son actividades fuertemente dirigidas, y sobre todo, aportan experiencias altamente gratificantes a los participantes en este tipo de talleres.
En Autismo Diario hemos publicado aquí una lista de diferentes actos y eventos relacionados con el arte y el autismo, y esperamos que esta lista siga aumentando. Hemos visto como, independientemente de la edad o de las necesidades de apoyo, todas las personas que participan de este tipo de talleres salen contentos, con nuevas experiencias, y sobre todo, con ganas de volver. Pero además, adquieren habilidades y conocimientos útiles, mejoran sus emociones, en resumen, mejora su calidad de vida, pero es más, se producen cambios a nivel cerebral, tal y como aparece reflejado en un reciente estudio titulado “The artist emerges: Visual art learning alters neural structure and function” y que se publicó en enero del 2015 en la revista Neuroimage, mostró entre los resultados del estudio una reorganización de la parte prefrontal del cerebro de los sujetos del estudio.
Pero esto no es todo, en diciembre del 2015 se publicó un estudio titulado “The Relationship Between Subthreshold Autistic Traits, Ambiguous Figure Perception and Divergent Thinking”, un interesante trabajo que demostró que las personas con autismo presentan niveles altos de creatividad, un trabajo que tumba muchos de los mitos sobre el autismo. De hecho, los investigadores observaron que las personas con autismo tienen mayor capacidad para encontrar respuesta especiales a los problemas creativos a los que tuvieron que enfrentarse, y esto va en contra de esa visión “incapacitante” que sigue existiendo.
A veces las visiones limitantes sobre lo que puede ser divertido o no, sobre lo que a una tercera persona le puede gustar o no, construye fronteras invisibles. En los últimos eventos que hemos trabajado aspectos artísticos hemos visto como incluso a través de la propia capacidad expresiva de los participantes, incluyendo a los que “no sabían ni les gustada dibujar”, hemos podido ver los estados de ánimo de los chicos, o como demostraban tener una increíble visión del color, o de la composición, o como a través de este tipo de trabajo, eran capaces de tocar cosas que a priori era intocables. O como son capaces de estar 2 horas seguidas absolutamente concentrados en un trabajo, a pesar de ser niños “inatentos o hiperactivos”. Es decir, que no solo se rompen mitos, es que además, descubrimos como muchos de estos chicos han sido juzgados indebidamente. No es que no les guste pintar, es que el entorno no les gusta, no son inatentos, es que no les interesa lo que les proponen, y así mil y una cosas.
Así que si tienen la oportunidad de que sus hijos participen en algún taller de arte realizado por buenos especialistas y con experiencia en autismo, ¡no lo duden! sus hijos disfrutarán de lo lindo, aprenderán muchas cosas. Claro que ¡posiblemente lleguen a casa con pintura hasta en las axilas!, pero su sonrisa será inmensa.
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muy interesante lindo felicitaciones