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Los niños con autismo varían mucho en cuanto a las habilidades del lenguaje y un estudio de gammagrafía cerebral nuevo podría destacar los orígenes de estas diferencias en épocas tempranas de la vida. El estudio demuestra que los niños con autismo que luchan con el lenguaje tienen niveles de actividad cerebral atípicamente bajos como respuesta al habla alrededor del primer año de vida.
Los hallazgos, publicados hoy en Neuron, señalan las vías neurales que podrían ser la base del desarrollo del lenguaje en los niños con autismo1. Además sugieren la posibilidad de utilizar gammagrafías cerebrales para predecir la habilidad del lenguaje de los niños con riesgo de tener este trastorno.
En los últimos cinco años, muchos estudios han sugerido que las gammagrafías cerebrales podrían colaborar con el diagnóstico del autismo. A estos estudios aún les falta mucho para estar listos para el consultorio, pero pueden ser útiles para distinguir distintos tipos de autismo.
Por ejemplo, alrededor de un cuarto de los niños con autismo hablan poco o no lo hacen. Estos niños tienden a tener síntomas del autismo más marcados y tienen problemas con las interacciones sociales y las actividades diarias.
Las evaluaciones conductuales que son el pilar para predecir las futuras habilidades del lenguaje de un niño suelen ser poco fiables para los niños más pequeños. El nuevo estudio sugiere que, en ciertos casos, las gammagrafías cerebrales podrían complementar dichas evaluaciones para aumentar su exactitud.
«Tal vez tendríamos que comenzar a pensar cómo se podría incorporar la resonancia funcional en el proceso de evaluación a muy corta edad», dice el investigador principal Eric Courchesne, profesor de neurociencias en la Universidad de California, San Diego.
El nuevo estudio podría llevar eventualmente a tratamientos diseñados para este subgrupo de niños que padecen tanto autismo como problemas del lenguaje.
El trabajo también determina que los problemas del lenguaje tienen su origen en regiones específicas del cerebro en desarrollo. «Uno de los puntos fuertes del estudio es que considera las bases más tempranas de los efectos del lenguaje», dice Andrew Stanfield, becario experimentado de investigación clínica en psiquiatría de la Universidad de Edimburgo en Escocia, quien no estuvo involucrado en el estudio.
Potencial de predicción:
Courchesne y su equipo analizaron a 103 niños que habían sido señalados por pediatras por tener grandes probabilidades de padecer autismo o retrasos en el desarrollo. Desde alrededor del primer año de vida hasta los 3 o 4 años, se realizaron dos evaluaciones conductuales anuales que analizaban las habilidades del lenguaje y los signos del autismo. Los investigadores también evaluaron cómo manejaban los niños los desafíos diarios, habilidad conocida como funcionamiento adaptativo.
Los investigadores diagnosticaron al final 60 niños con autismo y 19 con retrasos en el lenguaje u otras características del desarrollo. De los niños con autismo, 24 manifestaron problemas con el lenguaje.
Los investigadores hicieron gammagrafías a los cerebros de los niños utilizando resonancia magnética nuclear funcional (fMRI, por su sigla en inglés) en algún momento entre el primer y el segundo año de vida mientras los niños escuchaban grabaciones de una mujer que hablaba.
Los niños que luego fueron diagnosticados con autismo y escasas habilidades del lenguaje, demostraron actividad baja en dos sectores del tejido cerebral que incluyen los centros del lenguaje. La diferencia es más pronunciada en la corteza temporal superior, un área involucrada en el procesamiento del lenguaje y el sonido que con anterioridad se ha asociado con el autismo. Los hallazgos sugieren que la activación reducida de esta región podría estar relacionada con la aparición posterior de deficiencias del lenguaje.
Debido a que este patrón anormal de la actividad cerebral no se vio en niños que solo tenían retraso en el lenguaje, es probable que este patrón sea específico del autismo.
De acuerdo con las gammagrafías cerebrales y los resultados conductuales, los investigadores desarrollaron un algoritmo que identifica a los niños pequeños con autismo y escasas habilidades del lenguaje con un 80 por ciento de exactitud. Los algoritmos que utilizan solo resultados conductuales o gammagrafías cerebrales tienen un 68 por ciento de exactitud.
Los resultados son interesantes, pero el algoritmo necesita más evaluación y mejoras antes de que esté listo para uso clínico, según notan los expertos.
«Necesitan muchos datos más, y datos mucho más confiables», dice Nicholas Lange, profesor de psiquiatría asociado del Hospital McLean de la Universidad de Harvard, quien no estuvo involucrado en el estudio. «Se sometió a cada niño a solo una gammagrafía cerebral y los resultados de un individuo suelen variar según el gammágrafo», opina Lange.
«Aun así, los hallazgos señalan una estrategia posible para tratar este subtipo de autismo», asegura Courchesne. «Los niños que demuestran gran activación en las áreas del lenguaje podrían beneficiarse de una terapia que dependa de la habilidad del lenguaje, mientras que aquellos con baja actividad en esas regiones necesitarían un enfoque distinto», sostiene.
Referencias:
1. Lombardo M.V. et al. Neuron publicación electrónica antes de su impresión. Resumen.
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©Traducción Ileana Gerard para Autismo Diario
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