La Asociación Americana de Psiquiatría hará pública el día 18 de mayo su nueva edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), este manual ha sido usado de forma consensuada en casi todo el mundo en todo lo referente a trastornos mentales, y en su 5ª edición va a ser abandonado por el National Institute of Mental Health (NIMH) de EE.UU., quien a través de su director Thomas Insel, ha afirmado de manera rotunda “los pacientes con trastornos mentales se merecen algo mejor”.
En lo referido al diagnóstico sobre trastornos mentales, siempre se ha intentado tener un consenso internacional que sirviera de base a toda la comunidad, para, de esta forma, establecer criterios y parámetros que, en base a síntomas clínicos (no exentos de cierta subjetividad), condujesen a un diagnóstico. Sin embargo, durante las últimas décadas, un cuerpo cada vez más amplio de la investigación en genética, neurociencia y la ciencia del comportamiento, ha transformado nuestra comprensión de cómo el cerebro produce la conducta adaptativa, y las formas en que el funcionamiento normal se altera en distintas formas de trastornos mentales. La investigación en los trastornos mentales se está desarrollando rápidamente: los nuevos datos sobre los factores genómicos y el papel de los circuitos del cerebro en particular, se presentan casi todos los meses. Sin embargo, los nuevos hallazgos sobre los trastornos mentales han tenido un impacto clínico limitado, en parte porque se asignan sólo moderadamente en categorías diagnósticas actuales para las enfermedades mentales. Algunos de los genes de riesgo para los trastornos psicóticos parecen estar asociados con la esquizofrenia y el trastorno bipolar y la misma región prefrontal ha sido implicada en la depresión y el trastorno de estrés pos-traumático.
El sistema de diagnóstico actual no ha sido afectado por los últimos avances que la ciencia está generando de forma continuada. Cada día disponemos de más datos objetivos que soportan una evidencia y fuerza diagnóstica que hace apenas unos pocos años no existía. Este nuevo grupo de pruebas objetivas que nos ayudan, no solo a la comprensión de los trastornos mentales, sino incluso a un cambio de paradigma que impacta en todas las magnitudes. Aspectos que hasta hace poco se basaban tan solo en una sintomatología que en muchos casos dependía del buen ojo clínico del examinador, ahora pueden ser refutadas por pruebas. Sin embargo, nada de todo esto se contempla en la nueva versión del DSM, y esta ausencia da una gran debilidad y reduce considerablemente la fiabilidad del citado manual.
A través de una serie de grupos de trabajo que se han llevado a cabo en los últimos 18 meses, en el NIMH se han intentado definir varias categorías principales para la creación de una nueva nosología. Este enfoque se inició con varios supuestos:
- Un enfoque de diagnóstico basado en la biología, así como los síntomas, no deben estar limitados por las categorías del DSM actuales
- Los trastornos mentales son trastornos biológicos que involucran circuitos cerebrales que implican a dominios específicos de la cognición, emoción o conducta
- Cada nivel de análisis tiene que ser entendido a través de una dimensión funcional
- Cartografía de lo cognitivo, circuito, y los aspectos genéticos de los trastornos mentales darán nuevos y mejores objetivos para el tratamiento
Y aunque a día de hoy no se disponen de suficientes biomarcadores para dar encaje a todos los trastornos, si se establecen ya las bases para un nuevo modelo adaptativo y evolutivo, de forma que los nuevos avances puedan ser incorporados de forma inmediata.
Este posicionamiento del NIMH es todo un varapalo hacia la Asociación Americana de Psiquiatría, a quien deja en una situación muy comprometida. Tanto es así, que la NIMH no financiará proyectos de investigación que usen el DSM-5. Y para dar cabida a este nuevo sistema de clasificación diagnostica el NIMH lanza el Research Domain Criteria (RdoC), un muy ambicioso proyecto que pretende ser la base para desarrollar un modelo adecuado y moderno. Un divorcio por lo contencioso sin lugar a dudas.
Por supuesto las reacciones han sido diversas. Para Miguel Bernardo (presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica), en declaraciones a la agencia SINC “La decisión es sorprendente y marca una separación clara entre la esfera clínica y la investigación de los trastornos mentales. La crítica estaba implícita en el lanzamiento del DSM-5, pero no de una forma tan radical”. El 3 de mayo, la American Psychiatric Association publicó un comunicado oficial, donde David J. Kupfer -responsable de la 5ª edición- valoró el esfuerzo del NIMH en la contribución del avance del conocimiento científico, pero dejó claro que su clasificación “no puede suplantar al DSM-5, sólo es complementaria”.
En lo referido a los Trastornos del Espectro del Autismo, la visión del nuevo DSM ha estado absolutamente cargada de polémica, incluyendo la inclusión de todo el espectro dentro de un modelo genérico y único, que precisamente va en contra de una realidad que cada día se hace más y más evidente. La polémica está servida, y tras este divorcio, habrá que ver qué hijos se van con papá y qué hijos se van con mamá. ¿Y ustedes, qué prefieren, a papá o a mamá?
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