Rivière, Rivi para los amigos, profesor universitario, investigador, impulsor de las Asociaciones de Autismo desde los años 70, el día 12 de Abril del fatídico 2.000 nos dejó.
Se fue. Se fue a esa estela celeste en la que nuestros mejores aliados van tomando asiento y nos miran, nos dan fuerzas, nos dicen que, con la ayuda de todos, saldremos adelante.
Ángel Rivière estaba a sus casi 51 años, en su mejor momento: rozando con los dedos la explicación del autismo; clarificando cada vez de forma mas certera la mejor manera de atender y educar a sus queridas Personas con Autismo; creando alianzas entre grupos afines y menos afines. Cerrando el círculo, en definitiva, de la sabiduría.
Ángel, Maestro, cuántas cosas que contarte. Decirte que la situación es cada vez mas difícil para las Entidades sin Fin de Lucro, como APNAB. Que nos ahogamos, que el retraso en los pagos, si urgentemente no se pone remedio, nos sume en otro círculo, nada azul y si muy grave y difícil de desdibujar. Que necesitamos flexibilidad, apoyos, mucha comprensión y mucha implicación de la Administración, pues en sus manos está el evitar el desmembramiento del tejido social y educativo, el imprescindible tejido de los Servicios para Personas con Discapacidad y Dependencia.
Gracias a ti, conseguimos que los sueños de las Familias, los profesionales, y las Personas con Autismo, se hicieran realidad.
No te puedes imaginar como luchamos para conseguir que la realidad, que tanto nos ha costado crear y dar forma, no se convierta en un sueño.
Maribel Morueco
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