La proclamación de este día tuvo su origen en la culminación del Decenio de las Naciones Unidas para las Personas con Discapacidad (1983-1992), cuyo propósito fue cumplir con el Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 3 de diciembre de 1982. La fecha ofrece una oportunidad para que los gobiernos, los diversos agentes sociales y la sociedad en general, presten una atención especial a la necesidad de inclusión de las personas con discapacidad en la vida política, social, económica y cultural de los países. La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad, que es a la vez un tratado de derechos humanos y un instrumento de desarrollo, proporciona una oportunidad para fortalecer las políticas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y el cumplimiento de estos, contribuyendo de ese modo a la realización de una «sociedad para todos» en el siglo XXI.
Sin embargo un elevado número de países, a pesar de haber ratificado la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, la incumplen de forma sistemática. Las políticas públicas de muchos estados siguen mostrando un olvido claro sobre el cumplimiento de los principios básicos de la citada convención. A su vez, países como España, están dando pasos de gigante en el sentido opuesto. Basándose en criterios -presuntamente- económicos se inició un camino hacia la supresión de los derechos de las personas con discapacidad, a continuación se suprimieron estos derechos en el resto de la población. Y es que uno de los aspectos básicos del cumplimiento de los derechos ciudadanos pasa por llevar a cabo políticas de equidad e igualdad social, de trabajar hacia un modelo de cohesión social. Este modelo básico para un adecuado desarrollo social pasa -ineludiblement-e por contender de forma proactiva con el apoyo y respeto a las personas que, por mor de su discapacidad, tienen restringido el acceso a muchas de las opciones que la sociedad debe poner a disposición de todos. Si las políticas de igualdad no afectan de forma equitativa a todo el conjunto social, se consigue generar bolsas de población en situación de exclusión social.
Los compromisos públicos deben cumplirse, y deben cumplirse desde el respeto riguroso a los marcos legales, y deben llevarse a cabo en todos los frentes. Incumplir estos compromisos a sabiendas y con dolo es una triste realidad que el colectivo español ve día a día. Las acciones del Gobierno están encaminadas y dirigidas a la extinción de todo el apoyo, al incumplimiento de la ley y de los compromisos adquiridos, y teniendo claro la Administración los efectos que estos incumplimientos producen en la ciudadanía. Abandonados a su suerte, millones de personas con discapacidad en España y sus familias enfrentan un futuro incierto.
Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión del Día Internacional de las Personas con Discapacidad 2012
Los Juegos Paralímpicos que se celebraron este año fueron un recordatorio del inmenso potencial de las personas con discapacidad para engrandecerse y servir de inspiración. Una joven escribió a una campeona paralímpica, medalla de oro, que verla vencer las dificultades de la vida y empeñarse en lograr nuevos triunfos y llegar cada vez más alto en el deporte la llenaba de fuerza e inspiración.
Las personas con discapacidad ejercen un notable efecto positivo en la sociedad y podrían contribuir aún más si eliminamos los obstáculos que impiden su participación. Con más de mil millones de personas con discapacidad hoy en el mundo, esto es más importante que nunca.
Mi Mensajero de la Paz de las Naciones Unidas sobre esta cuestión, el legendario artista Stevie Wonder, encarna el espíritu de servicio al prójimo. Este año, luego del espectacular concierto que ofreció en nuestra Sede en el Día de las Naciones Unidas, dijo: «No he hecho siquiera un ápice de lo que quisiera hacer por las Naciones Unidas y a través de ellas para ayudar a mejorar este mundo».
El desafío que enfrentamos es proporcionar a todas las personas la igualdad de acceso que necesitan y merecen. En última instancia, esto permitirá crear un mundo mejor para todos. Como acordaron este año los negociadores en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), la accesibilidad es fundamental para lograr el futuro que queremos.
Juntos, debemos esforzarnos por alcanzar los objetivos de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad: eliminar la discriminación y la exclusión y crear sociedades que valoren la diversidad y la inclusión.
Con el objeto de impulsar medidas para salvar la brecha entre los compromisos bienintencionados y las acciones pendientes desde hace mucho tiempo, la Asamblea General de las Naciones Unidas celebrará el próximo año una Reunión de Alto Nivel sobre la discapacidad y el desarrollo. Esta reunión tendrá lugar mientras la comunidad internacional trabaja para preparar un programa de desarrollo para después de 2015, lo que presenta una oportunidad para garantizar que en él se tengan plenamente en cuenta los derechos, las inquietudes y las contribuciones de las personas con discapacidad.
Este Día Internacional de las Personas con Discapacidad representa el inicio oficial de los preparativos para la celebración de la Reunión de Alto Nivel. Aprovechemos al máximo esta conmemoración, esforzándonos por asegurar que las personas con discapacidad disfruten de sus derechos y desarrollen su valioso potencial.
Ban Ki-moon
Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad
La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo fueron aprobados el 13 de diciembre de 2006 en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, y quedaron abiertos a la firma el 30 de marzo de 2007. Se obtuvieron 82 firmas de la Convención y 44 del Protocolo Facultativo, así como una ratificación de la Convención. Nunca una convención de las Naciones Unidas había reunido un número tan elevado de signatarios en el día de su apertura a la firma. Se trata del primer instrumento amplio de derechos humanos del siglo XXI y la primera convención de derechos humanos que se abre a la firma de las organizaciones regionales de integración. Señala un “cambio paradigmático” de las actitudes y enfoques respecto de las personas con discapacidad.
La Convención se concibió como un instrumento de derechos humanos con una dimensión explícita de desarrollo social. En ella se adopta una amplia clasificación de las personas con discapacidad y se reafirma que todas las personas con todos los tipos de discapacidad deben poder gozar de todos los derechos humanos y libertades fundamentales. Se aclara y precisa cómo se aplican a las personas con discapacidad todas las categorías de derechos y se indican las esferas en las que es necesario introducir adaptaciones para que las personas con discapacidad puedan ejercer en forma efectiva sus derechos y las esferas en las que se han vulnerado esos derechos y en las que debe reforzarse la protección de los derechos.
Léase el texto completo de la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad:
Convención y Protocolo Facultativo
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