Los progresos de los niños con autismo son muy positivos en destrezas físicas y también en aspectos relacionales, como la propia interacción entre los alumnos y con los voluntarios
El próximo día 17 de junio finaliza la tercera edición del curso “Pilates y autismo”, que organizado por la Fundación Orange y la Fundación Pilates, se ha venido celebrando desde el mes de febrero en Madrid, por tercer año consecutivo, y en Barcelona.
Como se ha podido comprobar tras las distintas sesiones, los progresos de los niños con autismo son muy positivos en destrezas físicas tan diversas como la identificación de las partes del cuerpo, equilibrio, reconocimiento de obstáculos… así como también en aspectos psicológicos, como la propia interacción entre los alumnos. De hecho, en Madrid algunos de los participantes más veteranos -los que han estado los tres años- han realizado por primera vez ejercicios en los aparatos de Pilates. Una experiencia positiva por su novedad y por la buena disposición en la ejecución de los ejercicios.
Esta edición ha contado con varias novedades respecto a las celebradas anteriormente. Por primera vez se ha realizado un curso en la Ciudad Condal, que ha contado con la participación de cuatro chavales. Las clases han sido impartidas por monitores de Pilates Wellness & Energy, y han sido ayudados por voluntarios de la Fundación Orange. Los cursos han estado dirigidos por Carlos Palacín, de la Escuela de Pilates Wellness & Energy, y han trabajado con él los profesores Eleonora Maza, Francisco Dabonet y Alicia Forn.
La colaboración de los voluntarios es fundamental para el buen desarrollo del programa. Carlos, uno de los voluntarios, señala que “lo que más me gustaba era cuando los niños no querían volver a casa porque disfrutaban de la actividad, pero es que yo me daba cuenta de que tampoco tenía ganas de irme a la mía”. Javier, también voluntario, por su parte explica que “lo que más me ha gustado es la relación que construí con el niño. Al principio tenía miedo de no ser capaz, pero ya después de dos semanas consigues entenderte, a menudo sin palabras. Me encantó el día que vi a mi niño realizar los ejercicios él solo”.
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