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Fue publicado el 17 febrero, 2011
La ciencia está en constante evolución, por lo que los artículos más antiguos pueden contener información o teorías que han sido reevaluadas desde su fecha de publicación original.
En Gipuzkoa hay 550 personas con autismo. Asociaciones como Gautena han contribuido, a lo largo de los años, a mejorar la calidad de vida de estas personas y sus familiares.

Convivir con el autismo “te cambia la vida”, reconoce Rita Salagre. “Cuando te dicen que tu hijo tiene autismo, te hundes. Se pasa muy mal”, reconoce esta mujer. Su hijo nació hace 22 años. Como ella, otras 549 familias en Gipuzkoa padecen las dificultades que acarrea un sindrome como el autismo.
“Hay mucha ignorancia en torno al autismo”, añade Juan Carlos Etxepeteleku, miembro de la junta directiva de Gautena y padre de un joven con autismo que hoy tiene 21 años. “Lo más importante es asumirlo”, reconoce. “Una vez que asumes el problema, solo te queda tirar hacia delante y luchar por él”.
Para personas como Rita y Juan Carlos, Gautena ha supuesto un apoyo primordial en su día a día y por ello ayer acudieron emocionados a la inauguración del nuevo servicio de vivienda que la asociación abrió en Berio.
“Todavía no he tenido la necesidad de recurrir a este tipo de servicios pero da mucha tranquilidad saber que si te surge algo nuestros hijos van a poder acudir a centros como este”, explica Rita. “Viviendas como esta cuantas más haya mejor”, insiste Juan Carlos, que además recuerda que “cada vez que se inaugura un centro de estos siempre hay lista de espera”.
“Es como si fuera su casa. Por las mañanas van al centro de ocio y por las tardes tienen actividades pero el resto del tiempo lo pasan aquí”, relata Manuel Bendala, trabajador de la asociación. Como él, 180 personas trabajan en Gautena contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las personas con autismo. “Con ellos trabajamos sobre todo temas de la vida diaria, de la autogestión. Todo lo que son compras, comidas… Y también damos mucha importancia al ocio. Lo que intentamos es que tengan una vida lo más normal posible”, cuenta.
Estibaliz Inciarte también trabaja con personas con autismo y explica que aunque entró en este mundo sin saber qué se encontraría, su trabajo le llena “día a día”. “Ver que una persona avanza, que llega a conseguir logros dentro de sus limitaciones, que tiran hacia delante sin estancarse y que tú formas parte de ese proceso te motiva muchísimo”, explica.
A los padres les llena de orgullo ser testigo de las relaciones que conforman sus hijos con otros compañeros y con sus monitores. “Lo mejor que tenemos los padres de niños con autismo es la gente que cuida nuestros hijos”, reconoce Rita. “Como madre, lo que más quiero es a mi hijo y ver cómo lo tratan… Me siento muy orgullosa de ellos”, insiste emocionada.
Sin embargo, tanto Rita como Juan Carlos esperan poder mantener a sus hijos en casa durante muchos años. “Yo no quiero llegar a un punto de que no pueda hacerme cargo de mi hijo. Quiero tenerlo siempre conmigo”, reconoce Rita, al mismo tiempo que asume que “la vida da muchas vueltas y por él o por mí, algún día tendremos que recurrir a estas viviendas”. Pero estos padres tienen la tranquilidad de que en ellas, sus hijos van a estar “igual de bien que en casa”.
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