Que el año 2016 sea el año de la libertad, de la autodeterminación, del deseo de una vida independiente para todas las personas con autismo. Que este sea nuestro compromiso para todas las personas que, a día de hoy, siguen teniendo problemas para poder ejercer el derecho a decidir por sí mismas, sean cuales sean sus necesidades de apoyo.
Que este año que está a punto de empezar marque un principio de cambio, destinado a trabajar en pro de que las personas adultas con autismo para que -independientemente de sus necesidades de apoyo- puedan disponer de las herramientas que les permitan decidir sobre su propia vida, sobre su propio futuro. Marcando así el camino para las generaciones venideras, ya que quienes hoy son aún niños, mañana serán adultos, debemos por tanto trabajar desde hoy para que todas las personas, sin excepción, puedan formar parte de las decisiones que afectan a su propia vida.
“Uno no siempre hace lo que quiere, pero tiene el derecho de no hacer lo que no quiere”, así expresaba el célebre Mario Benedetti su concepto de libertad, haciendo hincapié en nuestra capacidad de decidir no solo las cosas que deseamos, sino aquellas que no queremos en nuestra vida.
Pero trabajar en pro de ese derecho inalienable de las personas, la libertad, también implica el derribar los prejuicios que durante años hemos grabado en nuestras mentes. No podemos partir de la premisa que las personas con autismo, y muy especialmente aquellas que tienen una mayor afectación y mayores necesidades de apoyo en su día a día, no pueden tomar decisiones. En muchas ocasiones, nunca se les dio la oportunidad de decidir nada, ni siquiera las cosas más nimias. Y quizá, tal y como afirmaba George Bernard Shaw, la responsabilidad que implica la libertad cause temor, pero si no permitimos el ejercicio de la responsabilidad, del libre albedrío, de poder decidir incluso no hacer aquello que no deseamos, nunca podremos hablar del respeto íntegro a la dignidad de la persona. Mientras no exista esa conciencia social, mientras sigamos viendo a las personas con autismo como dependientes integrales, seguiremos minando sus derechos fundamentales.
La libertad implica la existencia plena, el derecho a un presente y un futuro, donde la preocupación por el qué será de nuestras vidas se cambie por el qué deseamos para nuestra propia vida. Contender con esta visión implica no solo trabajar para un futuro mejor, sino para enmendar aspectos del pasado, de forma que de la misma forma, comprendamos mejor nuestro propio presente.
Por eso, nuestro deseo para este año que empieza es que la visión de nuestra sociedad, empezando por nosotros mismos, sobre el concepto de la libertad del individuo se extienda a las personas con autismo, de ninguna otra forma podremos hablar de una concepción social integral mientras no exista un pleno respeto a los derechos, y el primero y fundamental es la libertad plena.
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