“Érase una vez que nació en la tierra un habitante de otro mundo. Este mundo, pasados varios años, se supo que se llamaba U. ¿Por qué? Buena pregunta…
Este habitante uniano nació en el seno de una familia llena de gatos y algunas personas a los cuales no hacía ni caso, ni a gatos ni a personas, como tampoco al resto del mundo mundial al que ignoraba con alegría infinita…. No se sorprendan, es cierto… Desde su tierna infancia el bebé uniano vivía aislado. Cuando se le paseaba en su carrito, si alguien se acercaba con su mejor sonrisa para decirle bellas cosas éste le miraba serio con cara de: «¡pero qué dices ser extraño!» e inmediatamente después giraba la cabeza mirando al cielo y riendo con las hojas de los árboles al viento.
Ante esta situación la madre que, desde un principio sospechó que pasaba algo, buscó apoyo en un especialista, inicialmente su pediatra. Pero el buen hombre era mayor y a punto de jubilarse… Cuando la madre le manifestó sus dudas y miedos diciéndole que el niño no jugaba como los demás niños en el parque, pues se dedicaba a quitar todos los tornillos de los bancos, a recopilarlos y traérselos a ella, que antes de aprender a andar ya sabía manejar un destornillador e iba quitando todos los tornillos a su alcance, o que uno de sus juegos favoritos era quitar el muelle de los bolígrafos y luego volver a montarlo sin el muelle para que no le regañáramos, o también que cuando le cogía en brazos parecía una tabla de planchar de lo rígido que se ponía, al igual que en vez de mirar a los ojos miraba al techo cuando se le hablaba…
El pediatra le miró y le dijo: el niño va bien, está creciendo bien, come bien, ha comenzado a andar a su debido tiempo, sabe hablar aunque no diga más que Coco, entiende todo lo que se le dice. El niño está dentro de los parámetros normales. No le pasa nada… La madre sorprendida le dijo: ¡¡Pero si ahora mismo está bajo su mesa quitando los tornillos…!! Y el pediatra sin más la despachó, era demasiado trabajo y ya estaba cansado para centrarse en un caso especial.
Como la madre no se quedó conforme, movió carros y carretas hasta que un equipo especialista evaluó al niño. Resultado: lo denominaron TGD con HDA que, en largo, era: trastorno generalizado del desarrollo con hiperactividad y déficit atencional, aunque la psicopedagoga la dijo que era un niño con rasgos autistas y estaba claro que al crecer se le diagnosticaría como un Síndrome de Asperger.
Y tal como se dijo se hizo, el Uniano fue creciendo en su mundo de aislamiento particular. A través de sus ojos todo eran formas geométricas, estructuras de metal, tornillos, tuercas, tuberías, palos del chupa chups con formas internas: de estrella, de hexágono, de cuadrado, redondas… tenía una forma particular de moverse y de hablar, parecía que siempre iba bailando y cantando, y sobretodo, cada paso número X una vueltecita sobre sí y oler el tesoro que tuviera en la mano.
Sus manos siempre llenas de tesoros que han ido cambiado según la digievolución : tornillos y tuercas, pinzas de la ropa, trocitos de ladrillos, baldosas, azulejos, cadenas unidos sus eslabones cada 9 con una arandela, cables, papeles, relojes unidos unos con otros por las correas, etc.
No necesitaba a nadie más, no necesitaba amigos: él vivía feliz en su soledad. La gente estaba ahí y le gustaba que estuviera ahí, nada más. Él era como un satélite a su alrededor, orbitando sin interactuar… Hasta que un objeto perturbador comenzó a reclamarle: su hermana pequeña. Y empezó a despertar estando más en la tierra que en el mundo de U; comenzó a jugar: a tomar café con muñecos y gatos,a jugar al escondite, al pilla pilla… su hermana se convirtió en su enlace con nuestro mundo.
Cuando su hermana nació, él ya tenía tres años y estaba en un colegio de integración con otros niños. Tenía un compañero más cercano, un supuesto amigo al que le cantaba feliz cumpleaños-tuerca. Aunque no le hacía mucho caso, en ese tiempo pasaron muchas cosas. Todo fue como un gran tsunami. Los papás de sus compañeros del colegio comenzaron la caza de brujas, el acoso: no le querían en el colegio por su conducta disruptiva, por su hiperactividad, por su falta de empatía, por no integrarse con los demás.
Él necesitaba muchos tipos de apoyo: logopedia, psicomotricidad, estimulación temprana, modificación de conducta, y aunque lo hacía fuera del colegio, dentro no tenía profesores de apoyo ni un aula especial para la diversidad que él presentaba. En definitiva, pasó de nuevo por inspección a petición de los padres de sus compis y entró en un colegio de educación especial… ¿Mejor? ¿peor? Quién lo sabe… el tiempo lo dice todo.
En esa cascada de acontecimientos su mundo exterior fue cambiando: cambio de cole, un divorcio, un par de cambios de casa, un papá postizo… Pero él seguía feliz viviendo en el mundo de U.
Y fue creciendo feliz rodeado de amor, aislado de los acontecimientos, acercándose cada vez más a esa intersección de mundos: el suyo y el de los demás. Aprendiendo cada día más y descubriendo otro mundo: el de las letras. Supongo que ahí es cuando comenzó realmente el mundo de U, porque esa es su letra favorita. Y también el color verde. Todo es verde en el mundo de U. Todo es cuadrado, también. Y se medía con el metro y una cuerda o cable para confirmar la cuadratura. Y está lleno de relojes analógicos y digitales, de todo tipo de música, de fluorescentes gordos y finos, azules y rosas, de tipos de nubes, y de medidores de temperatura ambiental por encima de cero y por debajo como cuando vas en un ascensor y bajas al garaje. Pero sobretodo se vive según los diferentes usos horarios de los diferentes lugares del mundo, en especial de Nueva York.
Descubrió que leer se podía hacer con el libro del revés y que la gran mayoría de las letras tenía un simétrico, como la Z y la N que tienen un giro de 90 grados; como la A y la E, según el tipo de tipografía. Pero el mayor descubrimiento fue la palabra “un”… ¿tenéis la capacidad de verlo?… Sí, sí, son exactamente iguales, son simétricas, son dos ues: una para arriba y otra para abajo. Si buscabais el porqué del mundo de U, ahí tenéis la respuesta.
Desde ese momento todo tenía forma de U: algunos edificios*, los túneles del metro, la curva de las carreteras, el cierre de los candados, los eslabones de las cadenas, las tuberías… y todo tenía que estar relacionado con la U: sus cuchillos, tenedores, cucharas, vasos… todos tienen que tener forma de U.
Fue creciendo y además de ser uniano y aspergiano se convirtió en adolescente. Su mundo seguía siendo el de U, pero necesitaba ampliar horizontes: más gente que lo integrara, amigos, chicas que no sólo fueran de papel. El problema fue cómo introducir a la gente si sólo hablo y vivo para y por lo que me gusta… Y apareció el Whatsapp y Facebook en el mundo de U. Entonces comenzó su búsqueda de comunicación con los demás, su necesidad de conocer chicas y chicos, de ampliar su mundo a otros horizontes hacía la vida adulta… Y seguir trabajando, luchando por sus derechos con el apoyo y ayuda de todos los que le quieren.
Y colorín colorado, de momento, hemos acabado… ¿te atreves a conocer el mundo de U?”
* Nota del autor: Les voy a contar una anécdota referente a los edificios. Durante años vivimos en un ático. El uniano se pasaba horas y horas subido en un alzador mirando el horizonte. En un principio, no lo comprendíamos. Hasta que un día en la calle dijo: ¿podemos ir a ver el edifico de U? Con la sorpresa, le pedimos que nos llevara él. Los edificios son mancomunidades de varios portales y cruzamos la acera de enfrente a un edificio más abajo que el nuestro. Recorrimos toda la acera bordeando dicho edificio y, efectivamente, el edificio tiene forma de herradura. Por tanto, forma de U. Él desde la terraza del ático lo había contemplado a “vista de pájaro”.
Texto: Dña. Gema Rodríguez Rico.
Imagen: D. Sergio Mostajo Rodríguez.
Composición y edición: Japp.
Federación Asperger España, (FAE)
Conmemoración del 18 de febrero, Día Internacional del Síndrome de Asperger, de 2015.
Descubre mรกs desde Autismo Diario
Suscrรญbete y recibe las รบltimas entradas en tu correo electrรณnico.
MUY CERCANO A MI ESE MUNDO DE U, ES EL MUNDO E HISTORIA DE MI HIJO MAYOR, QUE YA ES UN ADOLESCENTE Y QUE NO SE COMO GUIAR O AYUDARLO A INTEGRARSE