La ventaja del autismo

advantageLa vida de una persona con autismo no es fácil. Se tiene que enfrentar a unas pautas sociales, a unas normas no escritas que frecuentemente resultan ser incomprensibles o difíciles de gestionar para él. El panorama actual es duro: 1 de cada 10 personas con autismo no puede hablar, 9 de cada 10 no tienen un empleo fijo y 8 de cada 10 adultos con autismo dependen de sus padres. Ello no obstante, hay una hipótesis denominada “la ventaja del autismo” que sugiere que los hombres primitivos, los cazadores recolectores de la época prehistórica afectados de algo parecido al autismo o un autismo sin más apellidos podrían tener alguna ventaja frente a otros miembros del grupo que no tuvieran un TEA.

El trabajo que sugiere esta hipótesis fue publicado en la revista Evolutionary Psychology en mayo de 2011. Según Jared Reser, su autor, un estudiante de doctorado del Departamento de Psicología de la Universidad del Sur de California (USC) el autismo no sería un trastorno sino la “normalidad” de una minoría de humanos prehistóricos, especializados en una vida solitaria. Según él, algunas de las variantes génicas específicas del autismo habrían sido seleccionadas y mantenidas en el tiempo porque proporcionaban una ventaja en un ambiente menos gregario que el actual. Según la hipótesis de la “ventaja del autismo” las limitaciones de esta condición tendrían compensaciones, incluyendo habilidades para la inteligencia espacial, para la concentración y para la memoria. Tres habilidades que para un cazador-recolector pueden ser determinantes. Es decir, el humano “normotípico” estaría primado para una vida en sociedad mientras que el humano “con autismo” sería más exitoso en un ambiente solitario e individual. De hecho, los individuos con autismo tienen dificultades para la cognición social pero otras habilidades están intactas o pueden ser incluso superiores a la media.

Los individuos con autismo podrían tener –siempre siguiendo esta hipótesis-  las herramientas y la capacidad intelectual para ser recolectores autosuficientes en un ambiente con muy pocas personas y donde los contactos fueran escasos y limitados. Según Reser, “tanto los mamíferos solitarios como los individuos con autismo puntúan bajos en medidas de gregarismo, socialización, miradas directas, contacto visual, expresión facial, reconocimiento de rostros, engagement emocional, necesidades de afiliación y otros comportamientos sociales”. La tendencia a las actividades repetitivas, obsesivas se habría desarrollado con la presión del hambre y la sed, hacia el aprendizaje y perfeccionamiento de la capacidad para cazar o para encontrar frutas, raíces o pequeños animales comestibles. Puesto que en la actualidad los niños con autismo son alimentados por sus padres, el hambre no dirige su interés a estas actividades y se dirigen hacia actividades no sociales como apilar bloques, mover interruptores o coleccionar tapones, según Reser.

Realmente no me convence mucho esta hipótesis y ahora explicaré porqué pero creo que es útil una nueva mirada sobre el autismo, como ya se ha producido en otras discapacidades tradicionales como la sordera donde algunos padres reclaman que sus hijos sordos no es que tengan una discapacidad o una minusvalía sino que simplemente son distintos.

Mis críticas a esta hipótesis es que nuestra especie es claramente una especie muy social: nos organizamos en familias, comunidades, tribus, dividimos el trabajo, colaboramos, desde nuestros primeros registros. El humano aislado es realmente una anomalía. Después, no hay evidencia de esa conservación por la evolución de variantes génicas autistas sino como hemos visto en un post anterior son en muchos casos nuevas mutaciones,no un aspecto hereditario. Y tercero, parece claro que entre los éxitos evolutivos de nuestra especie está la flexibilidad de sus conductas, la gran capacidad de comunicación, los intereses diversos y cambiantes, la adaptabilidad a situaciones diferentes, temas que tienen frecuentemente un menor desarrollo en las personas con autismo.

Por último, sí que deberíamos pensar que el éxito de cualquier especie depende del ambiente (dicho en un ejemplo simple, debajo del agua nosotros no podemos vivir mucho tiempo). En las personas con autismo sería especialmente importante encontrar los ambientes óptimos.

Laurent Mottron, un profesor of Psiquiatría en la Universidad de  Montreal consideraba que uno de esos ambientes favorables puede ser el de un laboratorio de investigación. En el grupo de Mottron  hay una investigadora, Michael Lawson, que tiene autismo y que ha hecho importantes aportes al trabajo del grupo. Las personas con autismo pueden recordar a menudo información mejor que las personas sin autismo, tienen menos riesgo de trastocar esta información y pueden seguir protocolos de investigación con gran exactitud y dedicación. Las personas con autismo superan a los normotípicos en algunos test de audición y visuales y muchos pensamos que los cocientes de inteligencia a menudo tienen un sesgo porque implican unas instrucciones verbales que la persona con autismo tiene más dificultades para entender. Sería, salvando las distancias, como si en una oposición para invidentes diéramos las instrucciones usando diapositivas.

En resumen, necesitamos diseñar intervenciones y tratamientos para atajar los déficits de las personas con autismo y aprovechar sus fortalezas, intereses y habilidades para mejorar su integración social y laboral.

 

Para leer más:

Esta y otras más informaciones de gran interés podéis leerlas en mi blog personal UniDiversidad. Observaciones y pensamientos.


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2 comentarios en «La ventaja del autismo»

  1. La Biología, y también su rama correspondiente en la Psicología, la Psicobiología, tienen como deber ineludible buscar el origen evolutivo de cualquier conducta o funcionamiento mental, y creo que en base a eso se han planteado estas teorías. No sé si pueden ser ciertas porque no tengo los conocimientos necesarios para enjuiciar las pruebas o estudios que seguramente las secundarán, pero las veo muy atractivas. Nos vienen a decir simplemente que cambiemos la visión de los TEA como una amalgama de características exclusivamente negativas y nos centremos en lo que puedan tener de positivo, y creo que sí que se pueden hallar estos aspectos.

    Es cierto que el ser humano es un ser social, y que su evolución viene dada en gran parte gracias a esta capacidad de socializar, de formar grupos para compartir saber y ayuda, pero podemos pensar un momento en qué pasaría si un ser humano con altas capacidades – y NECESIDADES – de socialización se quedara de pronto aislado. Sufriría muchísimo, no sólo para conseguir sobrevivir sin el apoyo de sus semejantes, sino también a nivel psicológico. En este sentido, siempre recuerdo la escena de la película “Náufrago” en la que el protagonista le pinta cara a una pelota para imaginar que está acompañado, para tener una cara remotamente humana a la que hablar.

    Una persona con autismo por lo general no siente esa necesidad, al menos no de forma tan acentuada y acuciante; hay personas con TEA que suspiran por quedarse solos un buen rato o que no se sienten incómodos con la soledad. A la mayoría de los “neurotípicos”, esto nos parece sencillamente incomprensible y hasta preocupante: ¿qué le sucede a esta persona que prefiere estar solo?, ¿tiene complejos?, ¿lo han tratado mal y por eso rehúye el trato humano?, mira que es raro… (me refiero, por supuesto, a casos de Asperger o de altas capacidades, donde los rasgos que solemos asociar al autismo están más “disimulados”). No nos entra en la cabeza que puedan sentirse bien así, en soledad, y tendemos a verlo como un comportamiento con raíces patológicas.

    Pues bien, creo que es en este sentido en el que las investigaciones de las que habla el artículo pueden ser muy útiles, ¿y si fuera una adaptación más a unas condiciones específicas? Podemos jugar con esa posibilidad para mitigar esa visión de “anomalía” con la que frecuentemente nos enfrentamos a los TEA. Si es así, bienvenidas sean.

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  2. Si nos ponemos a analizar la evolución del hombre, lo que diferencia al humano actual, del menos evolucionado es principalmente el entendimiento de lo simbólico y lo abstracto, que es justamente lo que las personas con autismo tienen dificultad de comprender, aunque como tú a mi tampoco me convence mucho esta teoría.
    De lo que si estoy segura es alguno niños con autismo, justamente por sus particularidades, son más eficaces que el resto para algunos oficios o profesiones que impliquen entendimiento de ciclos, memoria espacial y visual etc.
    Y si con la teoría de las Inteligencias Múltiples ya se está hablando de eneseñanza personalizada en niños de desarrollo normal para que puedan desarrollar las áreas en las que tienen más “Inteligencia” invirtiendo menos tiempo en las otras, me imagino que se admitirá de una vez la necesidad de éste tipo de educación en niños con autismo, siempre dirigida a lograr la menor ayuda posible, aunque estamos muy lejos todavía

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