
En 1954 la Asamblea General recomendó (resolución 836(IX)) que todos los países instituyeran el Día Universal del Niño, fecha que se dedicaría a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo entero y se destinaría a actividades propias para promover el bienestar de los niños del mundo. La Asamblea sugirió a los gobiernos que celebraran el Día en la fecha que cada uno de ellos estimara conveniente. El día 20 de noviembre marca la fecha en que la Asamblea aprobó la Declaración de los Derechos del Niño en 1959 y la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.
El Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, impulsó una iniciativa que se denomina «La educación ante todo» con el objetivo elevar el perfil político de la educación, fortalecer el movimiento mundial para lograr una enseñanza de calidad y generar fondos adicionales a través de una mayor promoción. Esta iniciativa se basa en tres puntos de base:
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En primer lugar, poner a todos los niños en la escuela. La comunidad internacional se comprometió a lograr la enseñanza primaria universal para el año 2015. Tenemos que hacer todas las inversiones necesarias para garantizar que todos los niños tengan igual acceso a la educación.
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En segundo lugar, la mejora de la calidad del aprendizaje. El acceso a la educación es fundamental. Pero no es suficiente. Debemos asegurarnos de que las personas adquieran conocimientos para participar con éxito en la sociedad basada en el conocimiento actual.
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En tercer lugar, el fomento de la ciudadanía global. La educación es mucho más que una entrada en el mercado de trabajo. Tiene el poder para dar forma a un futuro sostenible y un mundo mejor. Las políticas educativas deben promover la paz, el respeto mutuo y el cuidado del medio ambiente.
Normalmente este tipo de iniciativas se llevan a cabo para impulsar medidas de mejora en países en vías de desarrollo, se diseñan planes a través de agencias internacionales y se dotan de fondos para mejorar las políticas destinadas a la educación. Sin duda una labor necesaria e importante. Sin embargo, los países que se consideran “desarrollados” y que ratifican convenciones y son “socios” en el impulso de las políticas de educación y de la reducción de la exclusión social de la infancia, no siempre aplican la política que promueven en sus propios países.
España es un ejemplo claro de violación sistemática de derechos fundamentales entre los países de los denominados ricos y/o desarrollados. La exclusión social de la infancia en España es cada vez más acusada, el informe “La infancia en España 2012-2013”, elaborado por Unicef España, donde se concluye que los niveles de pobreza infantil han superado por primera vez el 26%, casi cinco puntos por encima de la media nacional en 2011, una cifra que nunca se había alcanzado para esta franja de edad desde que existe la Encuesta de Condiciones de Vida (2004). Si a este terrible cocktail le añadimos diversidad funcional, nos encontramos con un elevado peligro a todos los niveles para ese colectivo de niños y niñas, que a pesar de haber nacido en el primer mundo, de tener el pasaporte “adecuado”, se ven sometidos y condenados a un futuro aciago.
La salud, la educación y el bienestar son tres pilares básicos que son referidos en todas las convenciones de Naciones Unidas referidas a discapacidad, derechos fundamentales, salud e infancia. El cumplimiento de estas bases debe conducirnos a una sociedad mejor, más equitativa, menos discriminatoria y mas respetuosa. El no cumplimiento nos lleva hacia una sociedad de clases, a aumentar la brecha social, a fomentar la exclusión social y a eliminar derechos fundamentales. En España caminamos de cabeza hacia la segunda opción. Cada vez es más difícil acceder a servicios sanitarios, la educación suspende de forma sostenida durante muchos años, el bienestar sencillamente emigró. Las políticas del Estado demuestran sencillamente que al administrador el administrado le importa bien poco, tan solo parecen estar preocupados por cumplir con objetivos diseñados en nadie sabe dónde para nadie sabe qué. Y este cúmulo de situaciones nos lleva a realidades duras y difíciles.
Las familias de hijos con trastornos del neurodesarrollo cada día deben luchar en mil y una batallas, aunque las mayores se lidian en la educación de sus hijos, cosa harto difícil hoy en día, ya que a pesar de que tenemos buenos profesionales y sabemos que es lo que hay que hacer, las políticas educativas se diseñan para favorecer intereses económicos privados. Por ejemplo, los profesores de religión en la educación pública (Que se supone es laica) son pagados por todos (seamos o no creyentes, o incluso de otra religión), y sin embargo no es posible poner profesores de apoyo educativo ya que no hay presupuesto. ¡No se preocupen, yo les ayudo! Quiten los profesores de religión y cámbienlos por profesores de apoyo educativo, no tenemos que cambiar el presupuesto, y además la iglesia lo entenderán, ellos hablan de la importancia de la infancia y de las acciones que hay que llevar a cabo para apoyar a los más desfavorecidos. Puedo ayudarles un poco más, el costo/año por niño en centros específicos es muy elevado, si aplicamos una política educativa basada en modelos (probados, evidenciados y conocidos) inclusivos, el costo del alumnado con Necesidades Educativas Especiales se recortará un 15%. Y con ese excedente presupuestario pueden dar un mayor apoyo en los momentos de ocio escolar en pro de mejorar la convivencia. Sin haber cambiado un céntimo sus presupuestos ofertarán una mejor educación, con respeto a la diversidad y además crearán empleo.
Estas dos sencillas iniciativas les ayudaran a mejorar el panorama educativo sin aumentar el presupuesto ya asignado y recortado, crearan una mejor calidad de vida y además cumplirán con las convenciones que el Estado ha ratificado y cumplirán las leyes que ya tenemos. Obviamente no lo van ha hacer, ni esto ni nada parecido, tan ingenuo no soy. Pero es importante dejar evidencia de que existen muchas propuestas destinadas a mejorar los tres pilares a los que hacía colación, estas propuestas no van a ser oídas, ni puesta en marcha, ni nada por el estilo. Y esto es porque no parecemos tener representación en nuestro representantes.
Hoy es el Día Mundial de la Infancia, hoy es el día para que nos demos cuenta y seamos conscientes de que en el día de hoy, niños y niñas que viven muy cerca de nosotros se encuentran en situación de riesgo social, educativo y sanitario. Debemos ser conscientes de esta realidad, no miremos hacia otro lado. Defender los derechos de los más desfavorecidos es defender los derechos de todos. Luchar por la defensa de estos derechos es un deber ciudadano, una obligación. Mirar a los ojos de un niño sin derechos es mirar al fin del mundo.