El pasado viernes día 8 de Julio, alrededor del mediodía, un niño de entre 8 y 10 años fue hallado vagando solo en la sala de espera del “Broward General Medical Center” de Fort Lauderdale (Florida). Empleados del hospital avisaron a la policía que acudió al lugar para esclarecer los hechos. El niño presentaba graves problemas de comunicación, y tanto el personal de la policía como personal adscrito al hospital, que atendieron al niño, concluyeron que había grandes probabilidades de que el niño tuviese autismo, aunque en general presentaba un buen estado de salud
Se difundieron las imágenes del niño a través de los medios de comunicación locales, y la policía inició la búsqueda de los padres del niño, que según las etiquetas de su ropa se llama Ben (Benjamín). No tardaron mucho en localizar a sus padres, aunque Benjamín pasó a disposición del Departamento de Infancia y servicios Familiares (DCFS) del Estado de Florida por orden judicial.
El mismo viernes por la noche, los padres habían sido identificados y localizados. Según su madre, que responde a las iniciales A. M., y en la audiencia previa del sábado por la mañana ante la corte, declaró que se sentía abrumada, que se había separado recientemente de su esposo y que los habían desahuciado de su casa, y que se sentía tan abrumada que le pidió a un amigo que levase a su hijo al Hospital, aunque ella pensó que su amigo iba a dar los datos del niño. También confirmó la edad del niño -10 años- y las sospechas sobre el autismo. A su vez y según su testimonio ante el juez, dijo que presentaba conductas agresivas, y que cuando lo habían medicado su conductas habían empeorado. El padre, E. M., dijo haberse enterado del suceso por las noticias, aunque según la versión de la madre, este se había desentendido totalmente y no respondía a sus llamadas de teléfono. A su vez, la madre buscó ayuda en los grupos de ayuda local, pero le fue denegada.
El portavoz del DCFS, Mark Riordan, informó que no iban a presentar cargos contra la familia por el abandono del niño. Más bien todo o contrario, que desde el DCFS iban a hacer todo lo posible para asegurarse que tanto el niño como la familia recibía el apoyo necesario para que esta dramática situación no se volviese a dar. Según el citado portavoz, no entendía que su madre fuese una mala persona, sino que ante la desesperación actuó de forma inadecuada.
La próxima vista se levará a cabo dentro de dos semanas, y mientras tanto, el niño permanecerá bajo la custodia del DCFS en una casa de acogida con experiencia en el cuidado de niños con necesidades especiales.
Este terrible incidente nos muestra como cuando familias con hijos con necesidades especiales pasan por situaciones límite, no siempre reciben la ayuda que demandan, y tal y como ha sucedido en este caso, se suele optar por soluciones igual de límites. Afortunadamente, la administración estatal, parece haber entendido que ante situaciones excepcionales, soluciones excepcionales. No es cuestión de juzgar o criminalizar a una madre desesperada, sino de ver qué falló en el sistema.
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