El desarrollo del lenguaje y la inteligencia en el Autismo

inteligencia y lenguajeEl desarrollo de la inteligencia está íntimamente ligado al desarrollo del lenguaje. Sin embargo, el Cociente Intelectual es un criterio, no una relación”. La frase que acaban de leer es de Gerardo Aguado y pone de relieve un aspecto fundamental y que está muy ligado al autismo y a la visión que existe al respecto de este trastorno, y tiene mucho que ver con la inteligencia. Uno de los debates existentes en la actualidad se refiere precisamente a los aspectos cuantitativos y cualitativos de la inteligencia en las personas con autismo. No podemos medir la cantidad, así que medimos la calidad de la misma, por supuesto basándonos en los patrones que son los válidos para nosotros.

Sin embargo, la calidad de esa inteligencia medida en base a nuestros patrones quizá invalide la propia medición. Podemos remontarnos al caso de Víctor de Aveyron, el niño salvaje encontrado en Francia en 1799, quien fue entregado a Jean Itard para su “tratamiento” y proceso de “civilización”. Víctor apenas desarrolló lenguaje verbal, aprendió a escribir algunas palabras, y aunque mejoró mucho a nivel conductual, realmente no alcanzó los hitos que Itard pretendía, incluso fue sometido a un proceso de “sensibilización” ya que la vida al aire libre parecía haberlo insensibilizado al frío o al calor. De hecho la intervención que llevó a cabo Itard (Profusamente documentada) trabajo aspectos de lenguaje, sociabilidad, sensorial,…, aunque no con demasiado éxito. En la descripción que Itard realizó de la primera impresión que le causó el niño lo describía como: “un niño desagradablemente sucio, afectado por movimientos espasmódicos e incluso convulsiones; que se balanceaba incesantemente como los animales del zoo; que mordía y arañaba a quienes se le acercaban; que no mostraba ningún afecto a quienes le cuidaban y que, en suma, se mostraba indiferente a todo y no prestaba atención a nada.”(1).

Sin embargo, si vemos el caso de Gaspar Hauser, que aunque con ciertas similitudes, sí existía un aspecto diferenciador importante, y es que mientras que el niño de Aveyron creció presuntamente en absoluto aislamiento, Gaspar Hauser sí tuvo (a pesar de su cautiverio) contacto, escuchaba la voz de su captor, y tras su liberación desarrolló un lenguaje verbal fluido.

Bien, esto podríamos enlazarlo con la etapa preoperacional descrita por Piaget, fase en la cual el niño desarrolla los aspectos fundamentales asociados al lenguaje, y que inicia a los 2 años y finaliza a los 7. “Los niños tienen etapas de desarrollo; un niño que ha alcanzado la etapa preoperacional, desarrolla una representación mental del juguete y una imagen mental de cómo cogerlo. Si el niño puede usar palabras para describir la acción, la está cumpliendo mental y simbólicamente con el empleo de las palabras. Uno de los principales logros de este periodo es el desarrollo del lenguaje, la capacidad para pensar y comunicarse por medio de palabras que representan objetos y acontecimientos” (Piaget, 1967).

Y aunque estos dos casos no tengan relación con los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA), si nos pueden servir como un ejemplo del concepto de “aislamiento” y su impacto en el desarrollo del lenguaje y por tanto del desarrollo de mapas de inteligencia tal y como los entendemos. Este desarrollo intelectual alterado o diferente, en el que no existe una comunicación funcional, puede llevar a diseñar modelos diferentes de los procesos cognitivos e intelectuales, tal y como en el caso del chico de Aveyron, donde por el mero hecho de presentar conductas absolutamente diferentes no puede definir si su capacidad intelectual está o no afectada hasta el punto de haber podido sobrevivir solo siendo un niño en un entorno hostil. Esta adaptabilidad es lo que genera una configuración distinta de nuestros modelos intelectuales y por tanto muestra resultados que puedes variar de forma considerable. Es decir, existe un impacto directo de nuestro entorno en la construcción de nuestro mapas de inteligencia.

Pero si damos un salto en el tiempo (2011), llegamos hasta el trabajo de Patricia Kuhl, quien nos explica los procesos de adquisición del lenguaje desde el nacimiento(2). De cómo el cerebro del niño elabora patrones para ir configurando y preparando su cerebro para el momento del lenguaje. En el artículo “Adquisición de lenguaje oral: ¿Idioma materno o idioma aprendido?” teorizaba precisamente basándome en los principios aquí relatados, donde si la adquisición del lenguaje es tardía por parte del niño con autismo, quizá no hablaríamos de un lenguaje materno propiamente dicho, sino de un idioma aprendido con posterioridad. Según Ami Klin “El autismo se crea a sí mismo a medida que el camino del aprendizaje se bifurca en una dirección diferente a la esperada. El autismo se autogenera”, y por eso, cuanto antes se intervenga las probabilidades de que la intensidad con la que el autismo impacta disminuyan son mayores. Es decir, la severidad del autismo -en la gran mayoría de casos- es inversamente proporcional a la calidad y prontitud de la atención temprana. Y obviamente, los aspectos relacionados con la comunicación son los que permitirán que aspectos tan importantes como la sociabilidad se puedan dar de una forma mucho más natural, sin tener que intervenir de forma intensa y/o dirigir este aprendizaje. De ahí la importancia de la detección precoz. Los sistemas de eye tracking han empezado a dar información sobre la posibilidad de adelantar el diagnóstico, tal y como afirma Ami Klin(3). Y esta premura en el diagnóstico es básica para iniciar la intervención en el niño o niña.

Vídeo de Ami Klin: Una nueva manera de diagnosticar el autismo. En inglés con subtítulos en Español, una vez reproduce el vídeo, en la esquina inferior izquierda del mismo pulsen y aparece un desplegable con los idiomas, seleccionen Spanish . Duración 20 minutos. Realmente merece la pena que dediquen 20 minutos a ver este vídeo, no les va a defraudar. Si tienen problema con la visualización hagan clic AQUÍ para ir a la web original.

Un estudio longitudinal llevado a cabo por Rebecca Landa y sus colaboradores en el Instituto Kennedy Krieger de Baltimore (Maryland, EE.UU.), descubrieron que alrededor del 50% de los niños se pueden diagnosticar de forma fiable con autismo a los 14 meses de edad, sin embargo, al otro 50% restante no se les puede diagnosticar de forma fiable hasta los 36 meses(4). En este estudio llevaron a cabo un seguimiento de las habilidades sociales, el lenguaje y el desarrollo motor de 235 niños desde los 6 meses hasta los 3 años, en lugar de preguntando a los padres, lo que puede sesgar los resultados. Según afirma la autora principal, Rebecca Landa “independientemente del diagnóstico, el desarrollo de los niños con y sin TEA parece similar a los seis meses de edad en las pruebas clínicas. Sin embargo, para aquellos niños que llegaron a desarrollar autismo, los primeros signos de un desarrollo atípico no fueron específicos para el autismo, como la comunicación general o retraso motor”.

A partir de los 14 meses, el grupo en el que los síntomas aparecieron de forma temprana ya mostró un desarrollo menor de lenguaje o de acciones sociales (Como sonreír al mirarte o ser mirados). A los 18 meses los niños del grupo temprano siguieron exhibiendo un bajo desarrollo de lenguaje y de acciones sociales y expresivas. A los dos años, los signos eran totalmente evidentes. Sin embargo, el grupo que tuvo una aparición tardía de los signos de autismo, entre los 30 y 36 meses, prácticamente se igualó al grupo más temprano. Es como si el proceso de desarrollo de los signos del autismo se disparase en un corto proceso de tiempo en comparación al grupo que demostró signos tempranos.

Otro estudio(5), también longitudinal, llevado a cabo por Catherine Lord y sus colaboradores del Weill Cornell Medical College de Nueva York (EE.UU.), estudió los patrones de desarrollo de 345 niños con TEA entre 2 y 15 años de edad, descubrieron que un 20% de los niños prácticamente perdió el diagnóstico, mientras que el 80% restante no. Los factores principales que se midieron fue el cociente intelectual verbal (verbal IQ – VIQ), así como las capacidades cognitivas y de desarrollo (Autism Diagnostic Observation Schedule – ADOS). Vemos como el aspecto relacionado con la inteligencia verbal es uno de los predictores de la severidad a futuro de autismo, es decir, a menor desarrollo verbal, menor desarrollo general. Pero a su vez, volvemos a ver que hay grupos de niños que con el paso del tiempo, prácticamente abandonan el diagnóstico de autismo, los famosos “bloomers” o niños florecientes sobre los que ya hablamos en Autismo Diario aquí y aquí.

Pero si analizamos un estudio basado en los aspectos cognitivos, vemos como Elizabeth Pellicano, profesora de psicología y desarrollo humano en la Universidad de Londres, en su trabajo de evaluación de las habilidades cognitivas, profundizó un poco más en estos aspectos. En el estudio que llevó a cabo(6) se examinó a 37 niños con Autismo, con un cociente intelectual promedio, para evaluar si las diferencias individuales en habilidades cognitivas específicas -incluyendo la teoría de la mente, la función ejecutiva y la coherencia central- podrían ser responsables de forma exclusiva en la variación en los comportamientos sociales y de comunicación de los niños con autismo. Entre los resultados del mismo, hay que destacar que los investigadores opinan en base a los resultados que una mayor fortaleza en las Funciones Ejecutivas, implica un mayor desarrollo a futuro del resto de capacidades cognitivas. Y que estas a su vez mejoran la calidad de interpretación de las intenciones de terceros (Teoría de la Mente). Pero incluso, las conductas repetitivas e intereses restringidos, también se asocian a la calidad de la función ejecutiva, es decir, a mayor déficit, más conductas repetitivas. Los hallazgos de este trabajo nos deben hacer replantearnos algunos de los aspectos relacionados con la intervención del niño con TEA, ya que diferentes mapas cognitivos varían las características específicas del autismo.

Y nuevamente recurrimos a otro estudio longitudinal, en el 2013 se han publicado varios estudios de este tipo que nos ayudan a ver cómo determinados aspectos se relacionan en el tiempo de vida de la persona y se convierten en predictores, los cuales pueden ser muy variables en función del entorno ecológico de la personas. En concreto el estudio del equipo canadiense(7) liderado por Teresa Ann Bennett, del Offord Centre for Child Studies, McMaster University and Children’s Hospital (Hamilton, Ontario), hizo un seguimiento a 39 personas con Autismo de Alto Funcionamiento y Síndrome de Asperger desde los 4 a los 19 años. El objetivo fue investigar si la teoría de la mente (TdM) media la relación entre la capacidad lingüística y el funcionamiento adaptativo en niños con TEA y alto nivel cognitivo. Y los resultados son bastante interesantes, aunque quizá debamos contar con otros estudios similares para dar más fortaleza a estos resultados. El equipo de investigación se basó en las teorías del neuroconstructivismo del desarrollo (Desde el neuroconstructivismo, el desarrollo cognitivo se entiende como un proceso de reorganización sucesiva, investigando sus mecanismos de cambio y resultados diferenciales. Sic. Sylvia Sastre i Riba), y se pretendía poner de relieve el efecto potencial de que un campo del desarrollo puede tener en restringir o facilitar otro.

El cómo entender esta variabilidad en el desarrollo tan dispar que observamos en las personas con TEA, tal y como hemos visto a lo largo de los estudios anteriores aquí reseñados. “Las habilidades tempranas del lenguaje son importantes indicadores de funcionamiento adaptativo posterior, definidas éstas como habilidades prácticas en las habilidades sociales y de comunicación y auto-cuidado. La identificación de predictores tempranos es una tarea importante en la investigación longitudinal, pero el “cómo” o el “por qué” de estos predictores, tales como la capacidad lingüística temprana están asociados con la variación en los resultados o la adaptabilidad funcional, es una cuestión importante” (sic).

Según la bibliografía referida en el propio estudio, la calidad lingüística del niño debe entenderse como un predictor en la comprensión de la Teoría de la Mente (TdM), aunque tampoco se sabe a ciencia cierta qué factores específicos interrelacionan las habilidades lingüísticas y la TdM. Y nuevamente entra en escena la capacidad verbal con el desarrollo de determinadas habilidades en el desarrollo de la persona. Sin embargo no parece haber una relación positiva entre la capacidad verbal y de TdM con una mejor calidad en la sociabilidad. Es decir, que se requieren de otros aspectos añadidos para diseñar una buena calidad en la comprensión de las relaciones sociales, y no basarlo solamente en la TdM. (Este estudio es muy interesante para profesionales, no dejen de consultarlo, es de acceso abierto. N. del autor)

Otro estudio, este del 2012, de Alice S. Carter et al, nos trae un trabajo(8) también de tipo longitudinal, pero que se basó en algo que cada día toma más y más importancia, y que es un aspecto que preocupa y mucho a las familias, se basó en el estudio de la respuesta de 170 niños con autismo (desde los 18 a 33 meses de edad), y que está relacionado con la ansiedad. Y según los autores del estudio, un problema sensorial (hipersensibilidad) puede ser un predictor de ansiedad en los niños. Si este problema sensorial se ataja adecuadamente, las capacidades lingüísticas del niño serán mayores y a su vez, los procesos de ansiedad disminuirán. Aunque no queda muy claro si realmente la disminución de la ansiedad puede ser asociada directamente a una adecuación sensorial, o al desarrollo del lenguaje, o a una combinación de ambos factores relacionados, donde la disminución del trastorno sensorial mejora la capacidad de desarrollo verbal. Aunque un estudio del 2011(9) pone de manifiesto que en las familias donde los padres participan de forma activa en la intervención del niño, estos presentan un mayor desarrollo verbal frente a familias menos implicadas. Esto no pretende culpar a las familias, todo lo contrario, pretende animar a que participen más y se formen para que adquieran un papel activo en el proceso global, ya que vemos como esta participación da resultados mejores.

Un muy interesante estudio(10), llevado a cabo por Giacomo Vivanti y colaboradores, nos habla al respecto de la Discapacidad Intelectual (DI) asociada al autismo. Sin embargo, la DI se entiende como una comorbilidad en el autismo y no como un factor directo. Sin embargo, y aunque existe poca literatura científica al respecto, cada vez se tiende a pensar que en realidad este déficit intelectual asociado al autismo está más relacionado con los problemas de comunicación y de sociabilidad que como un aspecto comórbido. Es decir, que la DI en el autismo podría surgir como consecuencia de los déficit de comunicación sociales graves en los mecanismos dependientes de la experiencia que subyacen al desarrollo neurocognitivo, tal y como abordamos en el 2010 en Autismo Diario, y que en su día generó mucha polémica. Se pone de manifiesto que, sin estar en desacuerdo con la existencia de Autismo + DI como una comorbilidad, no se ha contemplado la posibilidad de que si los niños con TEA no tienen acceso a la entrada adecuada que apoye la eficiente organización y la especialización del cerebro en un desarrollo neurotípico, esto podría en última instancia proponer que el niño también tiene una DI, ya que nos basaríamos en un patrón de medición no adaptado a la realidad del autismo. Mayor severidad puede conllevar un mayor compromiso del procesamiento de la información lingüística, pero esto no significa que exista una DI real. Podríamos volver a las palabras de Ami Klin, donde el Autismo se autogenera, y en este caso, el no poner ese freno a la autogeneración, conllevaría la aparación de esa DI, no como una comorbilidad, sino como una consecuencia.

El trabajo de Dawson et al del 2011 sobre el modelo Denver, mostró unos resultados muy buenos sobre un programa de intervención temprana intensiva en niños pequeños, es decir, que la evidencia sobre el impacto positivo de la intervención temprana en una mejor evolución del niño tiene ya una evidencia fuerte, y vemos como altera los conceptos que hasta hace poco se tenía.

Los investigadores agruparon los adultos de 19 años de edad, por las puntuaciones de CI verbal por encima de 70 y menor de 70, entonces asignada a sus resultados de las pruebas de las edades de 2 a 19.
Los investigadores agruparon los adultos de 19 años de edad, por las puntuaciones de CI verbal por encima de 70 y menor de 70, entonces asignaron a sus resultados de las pruebas de las edades de 2 a 19.

Y un último estudio -también longitudinal- del 2013, publicado el 9 de diciembre en la revista Journal of Child Psychology and Psychiatry(11), también de Catherine Lord y colaboradores, nos habla del desarrollo de la inteligencia en las personas con TEA. En el estudio, Lord y sus colegas evaluaron a 85 niños con autismo a los 2, 3, 9 y 19 años, el propósito era poder medir la evolución en el tiempo, y por supuesto ver las variaciones a todos los niveles de cada niño al llegar a los 19 años. Los resultados de estos 17 años de estudio son bastante acorde a lo que los autores preveían, aunque han habido algunos resultados no esperados. Tal como decíamos al inicio de este artículo, el Cociente Intelectual es un criterio, no una relación, y tampoco explica todo, y en este estudio tampoco.

Cuando los participantes del estudio llegaron a los 19 años de edad, los investigadores los dividieron en dos grupos en función de sus puntuaciones de CI. Colocaron a 53 niños con un coeficiente intelectual verbal por debajo de 70 en el grupo de baja inteligencia y a los 32 niños restantes con un 70 o más en el grupo de alta inteligencia. Los resultados del estudio nos reflejan que un bajo cociente verbal bajo y un bajo nivel de habilidades a los 2 años da un 85% de probabilidad de que a los 19 años aparezca un bajo nivel intelectual. Sin embargo, en el grupo de niños que a los dos años dieron una mayor puntuación tan solo el 66% continuaron a los 19 años en el grupo de alto nivel. Es importante destacar que según los autores, solo el 50% de los participantes recibieron algún tipo de terapia especializada. No se especifica qué se entendía hace 17 años por terapia especializada. Hay que destacar que 8 niños del grupo de mayor nivel ya no cumplen criterios para autismo a los 19 años. Ninguno de los 8 niños que perdieron el diagnóstico consumió fármacos antipsicóticos y todos ellos recibieron intervención temprana (pero no se especifica de qué tipo).

Otros datos interesantes y referidos al grupo de alto funcionamiento, es que a la edad de 19 años siguen teniendo problemas en aspectos básicos de la vida cotidiana. Y en el grupo de las 53 personas del grupo de bajo nivel, se encuentran grandes variaciones en lo referido a sus habilidades, aspecto que se aleja del CI, ya que no parece ser el único factor determinante. En el 2011 publicamos un artículo que ya destacaba el hecho de que los resultados de los test de inteligencia no se corresponden al rendimiento escolar de los niños con autismo.

Tras la lectura de los estudios aquí reseñados entendemos que cada vez existe una mayor evidencia de que existen aspectos que infieren directamente en el desarrollo de la inteligencia -tal y como la conocemos- en las personas con Trastornos del Espectro del Autismo. Que la Discapacidad Intelectual asociada al autismo quizá ha sido sobrediagnósticada o no entendida adecuadamente, y que podemos estar ante un nuevo paradigma en la comprensión de la inteligencia y el autismo. Es decir, que en los casos más severos si además no existe una intervención temprana e intensiva, la calidad intelectual se verá mucho más afectada.

Por tanto quizá dentro de 10 o 15 años estemos viendo estudios longitudinales que cambien estas cifras de forma radical, ya que cada vez existen más personas con TEA que reciben atención de forma intensa y temprana, y también estamos viendo en la práctica diaria que los casos más graves reducen de forma significativa los aspectos relativos a comunicación y conductas inadecuadas gracias a los nuevos modelos de intervención. Y nuevamente vemos como la atención en familia es de gran importancia, la necesidad de que las familias puedan acceder a programas de formación es básico, ya que de esta forma y en colaboración con los equipos de profesionales la evolución es mucho mayor, y por tanto se reduce la severidad. Y nuevamente vemos como aproximadamente un 20% de los niños pierden su diagnóstico, aunque nadie sabe bien por qué, sí sabemos que en los casos que aquí se han expuesto, todos recibieron intervención temprana e intensiva y sus familias tuvieron acceso a formación.

Tal y como afirmaba Sarte “Somos lo que hacemos a partir de lo que los otros han hecho de nosotros”, y quizá este extenso artículo sirva para que apreciemos la importancia del desarrollo del lenguaje en el autismo y de la relación de las funciones ejecutivas con un desarrollo de la inteligencia acorde a los patrones que comúnmente entendemos como “normales”.

Bibliografía:

  1. De l’education d’un homme sauvage ou des premiers developpemens physiques et moraux du jeune sauvage de l’Aveyron. Goujon. Paris, 1801.
  2. Patricia K. Kuhl, Brain Mechanisms in Early Language Acquisition, Neuron, Volume 67, Issue 5, 9 September 2010, Pages 713-727, ISSN 0896-6273, http://dx.doi.org/10.1016/j.neuron.2010.08.038.
  3. Jones W, Klin, A.(2013) Attention to eyes is present but in decline in 2-6-month-old infants later diagnosed with autism. Nature dx.doi.org/10.1038/nature12715
  4. Landa, R. J., Gross, A. L., Stuart, E. A. and Faherty, A. (2013), Developmental Trajectories in Children With and Without Autism Spectrum Disorders: The First 3 Years. Child Development, 84: 429–442. doi: 10.1111/j.1467-8624.2012.01870.x
  5. Gotham K., Pickles A., Lord C. (2012). Trajectories of autism severity in children using standardized ADOS scores. Pediatrics 130, e1278–e1284.10.1542/peds.2011-3668
  6. Pellicano, E. (2013), Testing the Predictive Power of Cognitive Atypicalities in Autistic Children: Evidence from a 3-Year Follow-Up Study. Autism Res, 6: 258–267. doi: 10.1002/aur.1286
  7. Bennett T.A. et al. J. Can. Acad. Child Adolesc. Theory of Mind, Language and Adaptive Functioning in ASD. A Neuroconstructivist Perspective. Psychiatry 22, 13-19 (2013)
  8. Alice S. Carter et al. Anxiety and Sensory Over-Responsivity in Toddlers with Autism Spectrum Disorders: Bidirectional Effects Across Time. Journal of Autism and Developmental Disorders June 2012, Volume 42, Issue 6, pp 1112-1119
  9. Anderson D.K. et al. Changes in Maladaptive Behaviors from Midchildhood to Young Adulthood in Autism Spectrum Disorder. American Journal on Intellectual and Developmental Disabilities, v116 n5 p381-397 Sep 2011
  10. Vivanti G, Barbaro J, Hudry K, Dissanayake C and Prior M (2013) Intellectual development in autism spectrum disorders: new insights from longitudinal studies. Front. Hum. Neurosci. 7:354. doi: 10.3389/fnhum.2013.00354
  11. Anderson, D. K., Liang, J. W. and Lord, C. (2013), Predicting young adult outcome among more and less cognitively able individuals with autism spectrum disorders. Journal of Child Psychology and Psychiatry. doi: 10.1111/jcpp.12178

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13 comentarios en «El desarrollo del lenguaje y la inteligencia en el Autismo»

  1. Muy interesante la información. Tengo una hija de 8 años diagnosticada con TGD y me interesaría mucho leer sobre como ayudar a estos niños con lectoescritura.

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  2. siempre he creido que la ciencia en el diagnostico es tardia, pero creo que los mejores evaluadores somos nosotros los padres las alertas a cualquier situacion que nos genere dudas es importantisimo en el crecimiento de nuestros chicos sobre todo en esos primeros meses en que es tan dificil entender a nuestros bebes , entre más pronto más logros pero eso se determina trabajando, luchando día a día nunca es tarde pero ojalá sea importante para aquellos proximos padres no para causar temor o miedos sino para tomar conciencia de que cualquiera puede estar acondicionado de tener un hijo autista muy interesante el video pero me parece poco pues la ciencia médica debe avanzar más bay.

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    • La resistencia de los padres para aceptar la posibilidad de autismo en sus hijos es el principal enemigo de estos niños pues se pierden meses ireecuperables y es que el solo nombre de autismo los empanica. Si todos los niños pudiesen asistir a sesiones de estimulacion en Centros bien preparados en esa area otro sería el futuro pues se iniciaría tempranamente el tratamiento. Otra situacion se presenta entre los familiares cercanos que observan a los niños y sus problemas pero temen molestar a los padres y si lo hacen a veces ya es muy tarde sobre todo cuando los casos no son tan evidentes.

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  3. “El autismo se genera a sí mismo” que gran verdad. Para implementar el método de diagnóstico del señor Klin se necesita más que dinero voluntad. Los médicos muchas veces no quieren ir más allá de lo fisiológico manifiesto (fiebres, crecimiento, dientes, etc.) no creen que el autismo sea parte de su área.

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  4. Me interesa muchísimo lo que publicaron sobre el lenguaje y sobre todo la historia del salvaje de aveyron deseo recibir más material de lo tve Uds realizan, soy estudiante

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  5. Muy buen articulo, Gracias por mantenernos al Dia.
    podrían infórmame para saber que estoy en lo correcto, las terapias de intervención que un niño con TEA debe recibir. mi hijo tiene 7 años.

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  6. En dos palabras IM PRESIONANTE
    Un artículo espectacular, y me voy a repasar la biblio, esto promete.
    Muchas gracias por éstos pedazo de artículos

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